Whisky - Juan Pablo Rebella & Pablo Stoll (2004)
Sin buscar, Netflix me sugirió Whisky. Creo que debí beber un whisky antes de ver esta película de 95 minutos que se siente como de tres semanas. Jacobo Köller es un viejo judío que vive en Uruguay fabricando calcetines de rombos. Le ayudan una vieja solitaria de nombre Marta Acuña y dos mujeres jóvenes cuya función consiste en resaltar la amargura de los viejos. Conforme avanza la película descubrimos que hace un año murió la madre de Jacobo y que apenas van a poner la lápida. Desconozco si es parte de alguna tradición judía o si es consecuencia directa de la tacañería del personaje. Para la ceremonia de la lápida, el hermano de Jacobo, Herman, viaja desde Brasil. El recién llegado también tiene una fábrica de calcetines pero está casado y tiene dos hijas o al menos eso dice. Nunca vino para auxiliar a su madre enferma y nunca ayudó a Jacobo con la manutención. Eso es una causa de resentimiento y enemistad. Jacobo no quiere parecer un perdedor y pide a Marta que le ayude a arreglar su departamento y que finja ser su esposa. El taller y el departamento son asquerosos, todo está mugriento. Marta arregla el departamento para que parezca habitado por una pareja normal. Lo que sigue es cómo cada personaje obtiene lo que quiere y un poco más. Sin embargo, este trío está muerto en vida, todos se quedan con un mal sabor de boca.
La cinta se empeña en mostrarnos seres por los que no se puede sentir empatía. Marta parece enamorada de su patrón pero lo único que quiere es un hombre y un poquito de sexo. Los hermanos logran limar asperezas, pero no por ello dejan de sentir desprecio por el otro. Son gente triste que sólo roban oxígeno.
Se supone que esta cinta es una comedia y la crítica fue buena con ella. Yo no le veo lo divertido. Será que no me parece gracioso burlarme de los viejos solitarios e infelices o que la tacañería de éstos me parece atroz. No la disfruté, me aburrí y sólo deseaba que terminara.
Llegar a viejo es duro, pero llegar sin ganas debe ser mucho peor. Sería buena idea poner un negocio en el que los viejos sin razones para vivir acudan a pasar un buen rato del que ya no despierten. Soylent green, Cuando el destino nos alcance (1973) era visionaria. (Ab.)
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