Richard Jewell - Clint Eastwood (2019)

Clint Eastwood es un genio. El caso de Richard Jewell es una denuncia sutil pero contundente sobre la incapacidad del FBI para realizar sus tareas básicas. Ni siquiera recordaba el atentado, terrorista o no, de Centennial Park durante los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Ahora creo que me será difícil olvidarlo y no será gracias a las razones correctas. Lo que muestra la película es que parecer culpable te convierte en blanco fácil de los que quieren salir del paso. Quizá todos sabemos, pero los medios de comunicación a menudo olvidan, que el gobierno no es tan inteligente como debería y que sus fuerzas de seguridad están habitadas por flojos y negligentes como cualquier otra institución. La cinta me hizo recordar el dicho "Clavo que sobresale, pide martillo". Lo que convierte a Richard Jewell en el objetivo del FBI es que es un clavo que se hace notar. Richard es un gordito socialmente torpe, pero con buen ojo para calificar a las personas. En los tres empleos que realiza, excede el desempeño ordinario y eso lo convierte en un ser incómodo. Le toca la desgracia de estar en el momento correcto haciendo su trabajo con esa dedicación correcta, casi excesiva, y gracias a él se minimiza el daño del atentado. ¿Cuál es la respuesta estándar del policía huevón? Chingar al gordito raro que hizo notar su pobre labor. Un director de universidad hace leña del árbol caído que le hizo notar su desidia.

Es la ley de la vida. La gente está a acostumbrada a hacer tan poco y saber tan poco, que cualquiera que sobresale se convierte en enemigo. Así, este feo e ingenuo guardia de parque es convertido en el enemigo de la nación, por un policía mediocre y hocicón con ayuda una reportera y viejo rata y el poder de la masa.
Richard Jewell debe dar las gracias de no ser mexicano o negro o de no haber vivido en México o en Europa del Este. La secretaría de su abogado, Nadya, lo dice mejor: En mi país si quieren que seas culpable de algo, lo serás. ¿Aquí es diferente?
Richard, interpretado con excelencia por Paul Walter House, cae mal, es fanfarrón, engreído y un poco lambiscón; sin embargo, su mente está en el lugar correcto. La humildad que a él le sobra durante los tres días que es nombrado héroe es la misma que nunca tendrán la prensa ni el FBI. 
¿Por qué a la gente le cuesta tanto trabajo aceptar sus errores y disculparse? Nadie es infalible, todos cometemos errores, no hay vergüenza en reconocerlos. Aceptar la responsabilidad de los mismos es parte normal de cualquier trabajo. Pero los medios no ponen el mismo esfuerzo en reparar el daño que abrir una herida. Y el orgullo de un policía lo lleva a hacer el ridículo y exhibirse.

Lo mejor de la película son los tres minutos que le lleva a Richard explicar la decepción que siente tras conocer cómo trabajan las fuerzas policíacas. A pesar de ello, él sigue creyendo en la ley y el orden.
Para los mexicanos jamás será posible entender tanta confianza en un agente del gobierno, sea o no de seguridad publica o fuerzas armadas. Cuando era niño me decían mis padres: si te pierdes espérame en el último sitio en que me viste, ve hacia el coche o busca a alguien del lugar, jamás a un policía. 
Ver las jaurías de patrullas blancas que inundan las calles de la CDMX me hace sentir profundamente inseguro. Ver los convoyes de coches militares en la carretera me hace sentir vulnerable. Los trato lo menos posible, con todo el respeto y el miedo que merecen, con la esperanza de que siempre se comporten a la altura. El filme explica: nunca verás a un guardia de seguridad hacer su trabajo y reportar algo extraño si sabe que será considerados el principal sospechoso. Este es el mundo al revés que nos tocó vivir. (Ab.)
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