Ai no bôrei - Nagisa Ôshima (1978)

Con el pretexto de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 dedicaré más espacio al cine japonés y este filme al igual que El imperio de los sentidos (1976) eran parte de mis pendientes. A pesar de la semejanza en los títulos las películas son muy diferentes, ésta no es tan sexual como aquella. El imperio de la pasión es un filme de deseo, traición y fantasmas. La historia es sobre una mujer llamada Seki, madre de dos hijos, casada con Gisaburo. Son una familia pobre, ella trabaja en el campo y su esposo es el conductor y el motor de un carrito llamado jinrikisha, ahora conocidos como rickshaw. (Los jinrikisha todavía se usan en Kyoto y los sitios turísticos.) La historia se ambienta en un pueblo sin nombre en el Periodo Edo (entre  1603 y 1868). Toyoji es un joven que terminó su servicio en el ejército y que está interesado en Seki, la visita a diario y le hace regalos. Gisaburo se da cuenta del interés y se lo hace notar a su esposa. El comentario provoca que Seki ponga más atención a Toyoji y abre la puerta para que tengan una aventura. Los amantes deciden matar al tercero incómodo y eso propicia la ruina de su relación. Algo semejante a lo que cuenta Juan Rulfo en su cuento "Talpa".

La cultura japonesa cuenta con muchos fantasmas en su tradición. Hay fascinación por estos seres e incluso hay categorías de fantasmas con atributos claros. En este caso, el esposo muerto deja pasar tres años antes de aparecer, y aunque nunca cuenta sus intenciones es claro que logra la venganza. Aparece primero en sueños, pide un favor a un vecino y se presenta con su hija mayor. Las apariciones van construyendo un cerco de sospecha. 
El filme permite apreciar una casa tradicional, los vestidos, un poco de comida y la forma en que se calienta el sake. Para los japoneses no es raro recrear la vida del periodo, el pasado es motivo de orgullo. En Tokio es posible visitar el Museo Shitamachi que muestra cómo era vida en el periodo Edo.
La película se mueve ligera y todos lo tradicional suma para que el final parezca terrible. El fantasma, quizá la culpa y el miedo encarnados en él, destruye a los amantes que son castigados por la policía. Quizá la historia parece predecible, pero está realizada con tanto cuidado que se va como agua.
Este filme no tiene desperdicio. La toma inicial de las ruedas del carrito es una referencia a la rueda del karma y las tomas del pozo, tanto las contrapicadas como las picadas, además de ser magníficas, dan el mensaje de que el peor enemigo es uno mismo, porque el karma es cabrón y no perdona. El que siembra vientos cosecha tempestades. (Ab.)

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