Arrival - Denis Villeneuve (2016)
La llegada es una película estupenda para ver en Netflix el primer día de este año 2020. Siempre se agradece aprender algo mientras ves una cinta. En esta ocasión por vez primera escuché la frase: non-zero sum game. Así que investigar sobre esta expresión fue la agradable tarea que me dejó la película. Además, jamás había reflexionado en que nuestra escritura es una representación del símbolo oral y no de una idea. La diferencia es evidente, cualquiera que haya utilizado el I Ching o estudiado los ideogramas debería estar consciente de ello, yo debería estar consciente, pero no lo estaba. Empezar la reseña de esta manera no es lo más ortodoxo pero muestra que se trata de un filme inteligente. La llegada trata temas interesantes para cualquier traductor, pero también para los aficionados a la filosofía y los extraterrestres. Ésta no es la primera cinta que aborda la teoría de que el tiempo es circular, recuerdo por ejemplo: Before the rain (1994) de Milcho Manchevski. Y aunque ambas películas son completamente diferentes están regidas por la esa premisa. En cuanto a la representación física de lo extraterrestre es evidente el magnífico trabajo que implicó no caer en versiones tontas y antropomorfas como Yoda o Chewbacca. Todo el trabajo se traduce en calidad y a pesar de que la historia termina siendo un poquito tramposa en su simplicidad, el resultado es emotivo y apantallante.
La cinta cuenta que llegan a la tierra doce naves extraterrestres. Flotan en el aire a unos diez metros de altura y reciben visitas. La cosa es que, a diferencia de otros filmes, esta cinta no asume que los recién llegados hablan inglés. Es decir, la primera bronca es entender a qué vienen.
Por esa razón, es necesario contratar a la lingüista Louise Banks, interpretada por Amy Adams. Todo el filme se construye sobre la dificultad de construir un lenguaje. El conflicto surge porque cada nación que se acerca a los seres tiene su propio enfoque y no hay un acuerdo sobre el modo en que deben ser tratados.
Estos visitantes son superiores a nosotros y tenemos que batallar con nuestro deseo de destrucción. El lenguaje básico del ser humano es la guerra y la eliminación del adversario. Pero aquí el humano se siente en desventaja. Política pura.
Obviamente el filme presenta la excepción a la regla, la comunicación inteligente vence a la agresión y el final feliz es posible. Si crees que esto es un spoiler es que no has visto suficientes películas. Si vas a ver El hombre araña ya sabes que Peter Parker no puede morir.
La cinta tiene una trama emocional que abre y cierra la historia y que deja un sabor de boca muy dulce y optimista pero no empalagoso. Para mí fue un vaso de agua que propicia a la desintoxicación. Dios sabe porque pasan las cosas. El filme es un borrón y cuenta nueva que te ayuda a empezar el año con el pie derecho. No te la pierdas. (Ab.)
Si te gustó esta reseña nerd, compártela con tu amigo fiestero.
La cinta cuenta que llegan a la tierra doce naves extraterrestres. Flotan en el aire a unos diez metros de altura y reciben visitas. La cosa es que, a diferencia de otros filmes, esta cinta no asume que los recién llegados hablan inglés. Es decir, la primera bronca es entender a qué vienen.
Por esa razón, es necesario contratar a la lingüista Louise Banks, interpretada por Amy Adams. Todo el filme se construye sobre la dificultad de construir un lenguaje. El conflicto surge porque cada nación que se acerca a los seres tiene su propio enfoque y no hay un acuerdo sobre el modo en que deben ser tratados.
Estos visitantes son superiores a nosotros y tenemos que batallar con nuestro deseo de destrucción. El lenguaje básico del ser humano es la guerra y la eliminación del adversario. Pero aquí el humano se siente en desventaja. Política pura.
Obviamente el filme presenta la excepción a la regla, la comunicación inteligente vence a la agresión y el final feliz es posible. Si crees que esto es un spoiler es que no has visto suficientes películas. Si vas a ver El hombre araña ya sabes que Peter Parker no puede morir.
La cinta tiene una trama emocional que abre y cierra la historia y que deja un sabor de boca muy dulce y optimista pero no empalagoso. Para mí fue un vaso de agua que propicia a la desintoxicación. Dios sabe porque pasan las cosas. El filme es un borrón y cuenta nueva que te ayuda a empezar el año con el pie derecho. No te la pierdas. (Ab.)
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