Jojo Rabbit - Taika Waititi (2019)
Jojo Rabbit es un delicioso bombón de humor, cubierto con crujiente y divertido chocolate pero con un pequeño pedazo de macizo aburrimiento en el centro. Es decir, lo primero y lo último que pruebas es la diversión, ese sabor es el que se queda en tu boca al terminar la película; pero a la mitad hay un bulto pesado y aburrido que me hizo cabecear en tres ocasiones. La historia es la relación entre Jojo y Elsa. Él es un niño de diez años, hijo de la encantadora Rosie y un oficial de alto rango en el ejercito nazi que nunca aparece, porque desapareció en combate, aunque las malas lenguas dicen que desertó. Jojo es un fresa con una vida privilegiada que quiere convertirse en el mejor de los nazis. Está tan obsesionado con eso que tiene como amigo imaginario a Hitler. Pero al igual que Miss Johansson, no tiene el cuerpo, ni el rostro ni la habilidad atlética para ser un gran guerrero. De modo que en el campamento de capacitación sufre un accidente que lo deja fuera de la jugada. Jojo debe quedarse en casa y asistir a su terapia de rehabilitación. Elsa es una judía adolescente, sin familia, muy inteligente y cabrona que vive escondida en la casa de Jojo. La relación entre Elsa y Jojo se convierte en la guerra fría. Ambos tienen mucho o todo que perder y poco que ganar. Su relación es el corazón de la película y lo único importante en la misma.
El amigo imaginario de Jojo aparece sólo cuando puede gritar y hacer locuras sin consecuencia. Hitler es buena onda, relajado, amante de los animales y tan famoso como The Beatles. Aunque sea en la imaginación del protagonista, Adolfo es la onda y aunque también es un poco tarado, su estupidez es directamente atribuible a la corta edad del niño. Mientras Hitler y Jojo están juntos todo es diversión.
El amigo imaginario de Jojo aparece sólo cuando puede gritar y hacer locuras sin consecuencia. Hitler es buena onda, relajado, amante de los animales y tan famoso como The Beatles. Aunque sea en la imaginación del protagonista, Adolfo es la onda y aunque también es un poco tarado, su estupidez es directamente atribuible a la corta edad del niño. Mientras Hitler y Jojo están juntos todo es diversión.
En contraste, la relación entre Jojo y su mamá es aburrida, porque ella considera a su hijo un idiota y no cree importante trabajar en su percepción del mundo. Rosie, con bellos vestidos de Blanca Nieves y mejores zapatos que Dorothy en el Mago de Oz, tiene otras ocupaciones y abandona a Jojo en casa. Esto es un error en la película y es claro que ninguna madre revisó el guion.
Cabe señalar que nominar a Scarlett como mejor actriz de reparto por este personaje es una loca exageración. Su tiempo en pantalla es breve y genérico. Lo que debería lograr este personaje es que Scarlett acepte que no puede hacer heroínas de acción porque su cuerpo no da para patear traseros. Ella es linda, guapa y transmite dulzura, tristeza, alegría o dolor, pero la rudeza no es parte de su personalidad.
Uno de los aliados de Jojo y Elsa es el capitán Klenzendorf, Sam Rockwell, que se roba la película y que subraya el mensaje de que los alemanes inteligentes, aunque trabajaran en el ejército nazi para proteger su vida, podían hacerse majes y no actuar como asesinos.
La historia la escriben los vencedores. Jojo Rabbit es un filme escrito desde la perspectiva de quienes ganaron la guerra y se burlan de los perdedores, en otras palabras es una película parcial que pretende hacernos creer que sólo los tontos se convertían en rabiosos nazis asesinos. Ese sesgo no descalifica la película, que es interesante y divertida, pero no puede pasarse por alto.
El mensaje, aunque positivo, pretende hacernos creer que este es el mejor de los mundos posibles. En medio de la risa y la ternura se esconde una dosis de propaganda yanqui. Pensar que todos los nazis eran idiotas incapaces de reconocer su temor y que los aliados son el progreso y la felicidad es simplemente ridículo. (Ab.)
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El mensaje, aunque positivo, pretende hacernos creer que este es el mejor de los mundos posibles. En medio de la risa y la ternura se esconde una dosis de propaganda yanqui. Pensar que todos los nazis eran idiotas incapaces de reconocer su temor y que los aliados son el progreso y la felicidad es simplemente ridículo. (Ab.)
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