Shichinin no samurai - Akira Kurosawa (1954)

Los siete samurais es un clásico inteligente y entretenido que ha sido copiado y adaptado hasta el cansancio. Incluso los Avengers son copia de esta cinta. Los siete magníficos fue la primera copia y aunque cambió Japón por el viejo oeste, los vaqueros no están a la altura. Creo que ninguna de las películas que han adaptado esta historia ha podido replicar la fuerza del original. Las 3 horas y veintitantos minutos que dura son una lección intensiva de cine. Se ambienta en Japón antes de 1600. Una aldea en las montañas ha sido atacada por 40 ladrones. Por el número de bandidos es imposible no pensar en el cuento de Alí Babá de "Las mil y una noches". La aldea, en teoría, es muy pobre porque esos ladrones los visitan periódicamente. Al arrancar la cinta, los 40 perdonan el pueblo porque ya les robaron el arroz, de modo que no hay nada que robar y es necesario esperar la cosecha de cebada para visitarlos nuevamente. Desesperados, los campesinos deciden reclutar samurais que los defiendan de los asaltantes.  Hasta dónde yo sé, son ronin, no samurais. La diferencia es que los ronin no tiene un señor, un patrón, son vagabundos y por eso pueden ser contratados. Les recomiendo mucho leer "Musashi" de Eiji Yoshikawa si les interesa el tema.

Contratar a un ronin a cambio de comida es un insulto pero logran encontrar uno que acepta el trabajo. Ese consigue algunos más hasta que son siete. Vuelven a la aldea, hacen un plan y combaten a los ladrones. La película se vuelve algo más que eso gracias a la claridad de la estrategia y a la inmensa cantidad de detalles sobre el miedo y el comportamiento humano. Los aldeanos quizá no son tan pobres como dicen, los guerreros son mejores de lo que parecen y los ladrones son más torpes que feos. 

Los ronin tienen personalidades definidas. Aparece el líder,  el samurai perfecto, el joven que busca un maestro y encuentra novia, el alocado que está dispuesto a todo por demostrar su valor, el buena onda, etc. Lo mismo pasa con los pobladores. Está el viejo sabio, el que perdió a la esposa, el que sólo quiere proteger a su hija, etc.

En general los campesinos parecen bobos, pero la realidad es que viven mejor que los guerreros, aunque siempre están quejándose de todo. Algo que llamó mucho me atención es que la tierra parece reseca y se levanta mucho polvo a pesar de que el sitio cuenta con varias fuentes de agua.

Los detalles humanos son muy simpáticos. Hay un padre que dice que su hija fue seducida, cuando la hija arrinconó al joven y casi lo obligó a tener sexo. Uno de los ronin, Kikuchiyo, tiene un origen humilde que lo avergüenza pero tiene ganas de demostrar que es un guerrero tan bueno como el mejor. En contraste, los aldeanos se sienten indefensos a pesar de contar con armas, ser fuertes y saber trabajar en conjunto; parece que sufren de una barrera mental inquebrantable que los hace incapaces de organizar su defensa sin samurais. El detalle que más me gustó es que antes de la batalla se invite a los esposos a tener sexo con sus parejas.

Cuando veo esta película tan buena con más de 60 años, me pregunto qué pasa con el cine de hoy que se refugia en remakes de bobadas de los '80 o en demostrar capacidad técnica. Basta ver el vestuario, las armas y la aldea, para notar el gran trabajo que hay detrás de está cinta. Por eso, me da rabia que crean que 1917 (2019) vale la pena. Comparen y tengan en mente este tipo de cintas antes de ponerse a alabar productos de segunda.

Volviendo a la película, la pregunta final es: ¿Quién gana la batalla y para qué? ¿Se hizo justicia? Me quedé pensando en lo mal organizadas que están las policías en México, en especial en la CDMX. Hay  razones oscuras que motivan ese desorden. Busquen esta cinta. Cada día falta menos para Tokio 2020. (Ab.)

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