Profondo rosso - Dario Argento (1975)

Rojo profundo es conocido como el mejor filme de Dario Argento. Aunque sólo he visto Suspiria (1977) e Inferno (1980) estoy seguro que éste filme es superior. Se nota más ágil, más fluido, además la historia es más clara y digerible. Quizá menos experimental. Cuenta que el pianista Marcus Daly es testigo, en Italia, del asesinato de una psíquica judía alemana y se pone a investigar quién la mato. El sonido original está en italiano, detalle que disfruto, pero la mayor parte del tiempo no fue grabado con las acciones y eso siempre suena raro, como doblaje mal hecho. Los actores no pueden replicar el ritmo de la conversación adecuadamente y eso distrae. De cualquier modo, la cinta logra ritmo y la trama, en principio inverosímil, parece lógica y causa tensión. La cinta comienza en el pasado con una escena en la que a través de las sombras muestra un asesinato. Es el origen de todo, pero brinda sólo lo justo para causar interés y engañar. Después viene el asesinato de la psíquica y allí el filme logra una genialidad. Podrás ver al asesino pero el cerebro no lo registra. El pianista que sube a ayudar a la víctima, se queda con la idea de que algo importante fue removido del sitio y tiene razón. La historia me parece inspirada en algún cuento de Edgar Allan Poe o de Horacio Quiroga.

Supongo que Argento era fan de Alfred Hitchcock, o esa impresión deja este filme. Sin embargo, Argento utiliza lo paranormal, la arquitectura y los decorados de una manera especial para generar un estilo propio. Suspiria e Inferno son muestra evidente de ello.
Hay una escena sobresaliente. En la Plaza del Comitato di Liberazione Nazionale, en Turín, coloca a dos personajes en extremos opuestos de la pantalla y los hace conversar sobre la relación engañosa entre realidad y la memoria. Entre ellos está una escultura de Umberto Baglioni, es un hombre recostado, casi sentado, que representa al río Po. ¡Genial! A la izquierda está una escultura femenina, La Dora Ripadia, nunca la muestra. Otra genialidad que sólo puedes entender al ver la cinta.
Otro detalle interesante es usar la tonada infantil como huella del asesino. Aunque ahora parece un lugar común, en su momento no lo era. Lo que más me hizo pensar en Hitckcock fue el detalle de la víctima escribiendo en la condensación de la tina. Nunca muestra qué escribió, es necesario deducirlo, pero sirve para que la trama avance y crezca la tensión. 
Otro detalle estupendo, es que el bar junto a la plaza parece una copia de la pintura Nighthawks de Edward Hopper. La pintura me parece un retrato de la soledad, pero dentro del filme logra un ambiente onírico. Quizá sobra lo del noviazgo con la reportera, pero lo único que me resulta molesto, haya sido o no la intención del director, es esa música horrible de la banda de rock progresivo Goblin. 
Ver esta cinta te hará descubrir cuántas películas han copiado detalles, desde el dibujo infantil que explica todo,  pasando por el decorado barroco, hasta los detalles simpáticos como salir de un coche por el quemacocos. No te la pierdas. (Ab.)
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