The Truman Show - Peter Weir (1998)

The Truman Show: Historia de una vida está en Netflix. No ví este filme cuando se estrenó a pesar de que todo el mundo hablaba de él. Verlo ahora resulta más inquietante que nunca. Su metáfora sobre la libertad resulta salvaje cuando la gente prefiere quedarse en su casa frente a la  horrible novedad de que van a morir. ¡Uyyy, qué miedo! Supongo que el 50% de la población firmaría a ojos cerrados la venta de su alma por la oferta que recibe Truman al final del filme. Quedarte en un entorno agradable con trabajo asegurado, pareja escogida y reemplazable o salir al mundo, a lo desconocido, para ser uno más, con riesgo de morir. Quizá los Wachowski tuvieron su inspiración para la pastilla roja y la pastilla azul al ver este filme. La historia es muy simple. Un hombre promedio vive  dentro de un estudio de TV. Sin saberlo, es el protagonista de un programa que sigue su vida cotidiana y que ven millones alrededor del mundo. La gente duerme cuando el duerme pero no por eso apaga el televisor. Es la máquina perfecta de control social al tiempo que es la víctima de dicho control. La gracia de su personaje radica en que tarda mucho en descubrir la trampa.

Para los espectadores la diversión radica en ver como descubre el engaño y observar su reacción. Quiere escapar, porque se reconoce engañado. Toc, toc. Es necesario saber que te están controlando para buscar evadir el control. Toc, toc. Es difícil suponerse víctima de un engaño. Toc, toc.
Este filme se parece tanto a la vida real que da miedo. Decidí verlo porque le pregunté a mi amigo Francisco del Bosque qué película le daba miedo. Respondió sin pensar: The Truman Show. No la había visto y me dió curiosidad.

Después de verla reconozco que tiene razón. La vida pasa para cada uno de nosotros desde un sólo punto de vista. La gente que te rodea puede ser complice de un engaño y en ocasiones son cómplices pasivos. Es decir, no desean engañarte, pero no te dicen la verdad. En casos peores, incluso si alguien te dice la verdad, te niegas a aceptarla.

No sé cómo llegamos aquí. La verdad es un objeto de mal gusto, es grosera, poco amable. Hay situaciones en que todos esperan que mientas. ¿En cuántas bodas has tenido información privilegiada que debes callar? ¿En cuántos funerales? Me pregunto qué pasaría si de pronto nadie pudiera mentir. Imagina que todos tuviéramos la horrible necesidad de decir la verdad y nada más que la verdad. Supongo que la sociedad pasaría por un periodo aterrador pero después volvería la calma. 

Por el momento, la mentira es la norma. La mentira ha crecido tanto y tienen tanto poder que somos capaces de aceptar el engaño que sea. Toc, toc. Ya viene la vacuna del Covid-19. Toc, toc. La vacuna se elabora en seis meses. Toc, toc. A nadie le interesa desaparecer el efectivo. Toc, toc. La cuarentena no es parte de una guerra comercial ni un ejercicio de control social. Toc, toc. No hay un corporaciones tomando la información de tu celular para controlarte. Toc, toc. Las elecciones no son manipuladas. Toc,toc. El gobierno tiene el único propósito de protegerte y asegurarse de ejerzas tus derechos. Toc, toc. Están haciendo todo lo posible para controlar la pandemia. 

Tus padres son parte del engaño. Ellos han moldeado tu mente porque así conviene. Porque ellos también fueron engañados. A fin de cuentas todo el mundo tiene el poder de apagar la TV. ¿Cuánto esfuerzo pones todos los días en creer que todo va a estar bien? Saluda al gran hermano, muerde la manzana y escapa del paraíso. (Ab.)

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