The Hours - Stephen Daldry (2002)

Juliana me recomendó ver Las horas. Me daba un poco de pereza porque me imaginaba un drama horrible de señoras locas que coleccionan gatos y viven una pena que nadie entiende. Es un drama, pero no ese. Es una historia salvaje que juega contra sí misma, pero es tan cruel y sobria que resulta fascinante. Lo primero que engancha es el elenco: Meryl Streep, Julianne Moore, Nicole Kidman, John C. Reilly, Toni Collette, Allison Janney, Ed Harris, la hermosa Claire Danes y Jeff Daniels. La música es de Philip Glass y si buscas un poco te enteras que la película está basada en la novela del mismo nombre escrita por Michael Cunningham que a su vez se relaciona con la novela "La señora Dalloway" de Virginia Woolf. Cada ingrediente promete algo bueno. La película abre con un suicido o intento de suicidio. Pero la historia corre en tres pistas. Una, en 1923, mientras Virginia Woolfe escribe Mrs. Dalloway. Otra, en 1951, con Laura Brown, una mujer que  acompañada por su hijo prepara el pastel para festejar el cumpleaños de su esposo. Y la tercera, en 2001, Clarissa Vaughan que prepara la fiesta para su amigo poeta que recibirá un premio.

Las tres historias muestran mucha tensión, Virginia parece esconder su homosexualidad y su soledad. Laura se siente atrapada, también con sexualidad reprimida, pero lo que no soporta es ser la esposa trofeo de un gordito bonachón. Su rol se complementa perfecto con la presencia punzante de su hijo. El niño Jack Rovello es impresionante, su expresión duele al tiempo que muestra conocer cada pensamiento de su madre. Por último, Clarissa es un doña que en apariencia vive la vida perfecta con su novia y cuida a su amigo Richard con quien tuvo una aventura. Los tres personajes se mantienen con una máscara de felicidad que oculta enorme insatisfacción.

Así descrita parece una novela de hueva, hecha para un público femenino (preferentemente homosexual), no te apresures. Verla es otra cosa. La película es un monstruo, un rompecabezas en el que cada pieza genera más daño. Es un juego de espejos. Virginia y Richard, los escritores, no quieren vivir, no soportan una hora más. Laura sueña con desaparecer, pero elige la vida. Su elección es egoísta, es producto de malas decisiones, es consecuencia de nunca ser. Virginia dice: Alguien tiene que morir para los demás valoremos la vida. 

Aunque desde el inicio sabes que esta historia no tendrá un final feliz. La muerte no es el tema. El tema es la decepción.  Esa peligrosa decepción que te persigue cuando pones la cabeza en la almohada. Esa voz dice que en la noche susurra que no estuviste a la altura de lo sucedido, que no tuviste un plan ni una estrategia, que vales nada. Esa sensación, si no se enfrenta, si no se analiza, si no provoca un cambio, te cansa y te destruye. 

Esa decepción interior es el tema de la película. El director la dibuja  de cuerpo entero, la nutre, la hace crecer, y le permite arrinconar a los personajes. La vida les echa en cara que fueron cobardes, que perdieron el tiempo, que son prescindibles y los barre. El retrato es tan perfecto que espanta, quizá por eso lo estrenaron en Navidad. (Ab.)

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