How to Train Your Dragon - Dean DeBlois & Chris Sanders (2010)

Cómo entrenar a tu dragón es una película que me recomendó mi amigo Rafael Castillo hace años y que no me había dado oportunidad de ver. Una nueva recomendación me empujó a buscarla y la encontré en Netflix. Se trata de una película con varios mensajes positivos, muy entretenida y por momentos divertida. La historia es la de un adolescente vikingo llamado Hipo que es demasiado flaco y pequeño (diferente) para pelear.  Su padre es el jefe del pueblo, se ganó esa posición luchando. Hipo es una vergüenza para toda la comunidad porque ocasiona más problemas de los que resuelve. El chavo es inteligente pero nadie quiere saber de sus inventos, no es el macho alfa que todos esperan. Usando uno de sus inventos captura un dragón y eso cambia todo. El personaje adquiere confianza, se vuelve un experto y descubre que la relación que tienen los vikingos con los dragones puede ser modificada. Los supuestos enemigos pueden ser aliados. Hipo terminará por cambiar el punto de vista de todos en la batalla final y se reconciliará con su padre.
¿Todo bien? No, no lo creo. La película comienza con una batalla alocada. Tuve que resistir la tentación de quitarla. Todavía no conoces a nadie y el desmadre ya está a tope. Gritos y sombrerazos para que los niños, pongan atención.
La animación es boba. Los dibujos intentan ser divertidos pero caen en clichés. El maestro de Hipo es un pirata con mano y pata de palo. Todo es feo, ni la rubia protagonista luce guapa. Analizando un poco más, el dragón llamado Chimuelo, es un personaje realizado con poco cuidado. Es el más veloz de los dragones, pero cae capturado por una boleadora. ¿Es en serio? La población es de vikingos, no de gauchos. Pero digamos que pasamos por alto ese detalle continental. Chimuelo no puede volar porque perdió una aleta al quedar atrapado y caer. Si la perdió recientemente, ¿Por qué no sangra? ¿Le crecerá nuevamente? ¿Los dragones no sangran? ¿Es posible que se le infecte la herida? No hay explicación.
Si el dragón quedó herido, debería ser ayudado a sanar, a recuperarse. Hipo no lo cura, sólo le da comida. Ningún dragón parece preocuparse por él. ¿Tiene familia o amigos? ¿Es un ermitaño? Nuevamente no hay explicación. El dañó físico en Chimuelo es una aleta. No pude evitar pensar en Nemo, el pez protagonista de Buscando a Nemo (2003). Es lógico que al principio Chimuelo pierda el control, pero es absurdo que no pueda recuperarlo. Es como perder los dedos del pie y jamás volver a caminar. El detalle de la prótesis me parece francamente ridículo. Nemo aprendió a nadar y nadie le puso una aleta de plástico. 
Todos los dragones parecen débiles y su diseño los acerca más a los alebrijes que a poderosos seres mitológicos. Un humano no puede contener a un tigre a mano limpia, pero resulta que le puede aplicar una llave china a un dragón y someterlo. Además se comportan como perros o gatos. ¿Es en serio? Me parece una tontería.
Por otra parte, la voz prestada por Jay Baruchel a Hipo me desagrada. No parece un vikingo, es como un inglés de barrio pobre y resulta molesto. El romance además es metido con calzador. Hipo era tan diferente que debió haber buscado una pareja menos popular, el perfil de la novia no me gustó.
Otra inconsistencia evidente es que un personaje, no recuerdo cuál, explica que los dragones son como una colmena que alimenta a la abeja reina que los organiza. Bueno, el filme contradice abiertamente esa explicación. Las bestias no tienen una comunidad en paz y felizmente organizada, por eso ayudan a los humanos a eliminar al dictador. 
Por otra parte, la idea del hombre como ser superior a todos me parece superada y pasada de moda. Si le sumas que atenta contra la biodiversidad, ya la cosa se vuelve insoportable. La contradicción es gigantesca. Se supone que Hipo y Chimuelo logran cambiar la visión de sus comunidades para trabajar en equipo. Sin embargo, actúan conforme a la vieja mentalidad y matan a un dragón único. Lo congruente hubiera sido que el gran dragón también fuera convencido de cambiar su actitud.
Ya sé que es para niños y que si no pones atención la película funciona. Algo semejante a lo que pasa con Frozen 2 (2019). Cierto, la disfruté, pero tuve que hacer un gran esfuerzo por mantener a raya mi cerebro. Nunca pensé en apagarlo. (Ab.)
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