Manchester by the Sea - Kenneth Lonergan (2017)

Manchester junto al mar está en Netflix. Este filme estuvo nominado a seis premios Oscar, Casey Affleck ganó como mejor actor y Kenneth Lonergan por mejor guión original. Lo que intento decir es que vale la pena verlo. Confieso que  no lo había visto por dos razones: a) la sinopsis que presentaban me parecía horrible y asquerosa. Imaginaba un drama en el que un pobre hombre sufría y sufría y no me daban ganas de ver algo depresivo. La película no es esa sinopsis nefasta que yo leí. b) La imaginaba ambientada en Manchester, en el Reino Unido, una ciudad que no conozco pero que imagino helada y a mí no me gusta el frío. Error, si está grabada en una ciudad helada, pero en Estados Unidos cerca de Boston, en un pueblo que lleva el mismo nombre que la película. En pocas palabras, mis prejuicios y mi ignorancia me tenían atorado. Pero Netflix me rescató. 

Lo primero que llamó mi atención fue la claridad de la imagen, la fotografía tiene una luz especial y todo luce bello. Los paisajes del lugar son hermosos. Tan sólo por eso es posible pasar por esta pesadilla sin quebrarse. Si alguna vez has tenido ganas de morirte, pero de morirte de verdad, esta película te hará recordar ese sentimiento.

Aunque el filme trata sobre el dolor emocional, está hecho con tal cuidado y cariño que la historia no deprime y brinda un ligero sabor dulce de esperanza. No se trata de un trabajo optimista, pero quizá el mensaje es que la vida sigue, no se detiene por nosotros y empuja todo con su flujo. Si te niegas a moverte te pasará por encima.

La historia está presentada en desorden y mientras avanza vamos descubriendo que el protagonista se castiga y tiene motivos para hacerlo. Quizá no debería ser tan severo consigo mismo pero la mente es una animal salvaje difícil de domesticar. Si sumas el castigo social al daño físico y psicológico, la cosa se vuelve casi imposible.

¿Qué impulsa a las personas a seguir vivas, a seguir adelante cuando el destino golpea con la tragedia? ¿Cómo salimos de la oscuridad que nos invade? ¿Es posible dejarla atrás o simplemente el cuerpo se acostumbra a ella? 

Repito, el mensaje no es de un optimismo imbécil. El guión se arriesga a ir contracorriente, a decir que la vida duele, duele demasiado y no es lógico fingir bienestar. Más vale conocer los límites de nuestra naturaleza y aceptarlos. Parece poco, pero no lo es. (Ab.)

Si te gustó esta reseña humilde y limitada, compártela con alguien que necesite un abrazo.