Rosemary's Baby - Roman Polanski (1968)

El bebé de Rosemary es una cinta de culto. No recuerdo en que año la ví por primera vez, sólo sé que fue con Tatiana Sofía Sotelo Regil Diego Fernández y no fue en navidad. A ella le sorprendió que yo no la conociera y quiso reparar esa omisión. Me gustó mucho, pero no sentí miedo. Desde entonces no había vuelto a verla. Recientemente la compré y verla de nuevo no fue sorprendente, pero fue interesante notar que la cinta atrapa a pesar de que ya sepas el desenlace. Todo es más evidente de lo que recordaba, pero no estoy seguro de ello, supongo que mi opinión es  sesgada porque ya la había visto. Una vez que sabes el final, siempre es más fácil notar las pistas en el camino. Lo cierto es que no hay una sola escena alocada, todo es muy sobrio y sencillo. Quizá lo más complicado es el edificio en que se desarrolla la historia porque es un personaje más, un complice de todo lo que sucede. Evidentemente la historia tuvo su tiempo y su lugar, hoy nadie confía en nadie y la trama parece de un ingenuo que raya lo estúpido. Nadie en su sano juicio confía tanto en sus vecinos y difícilmente confiamos hoy tan ciegamente en un doctor o en una pareja. Además el rol de la mujer es muy raro de observar. Tener una esposa era como comprar una mascota que quería tener hijos. Creo que hoy no habría modo de que este filme fuera exhibido sin armar un alboroto. Tanto que me descubrí cantando: "el violador eres tú".
Verla es un viaje en el tiempo que despierta la nostalgia. Fue muy bueno vivir sin internet y celulares. Ir a la librería o a la biblioteca, hacer una cita y no saber si la persona llegará o no poder corroborar que viene en camino, era algo mágico. La incertidumbre del futuro era más real y palpable.
La cinta se trata de la confianza y de una traición insuperable que sólo es posible entender en la medida que se cree en la existencia de un personaje mitológico como fruto de todos lo males. La lucha entre el bien y el mal es ridícula; pero para el filme, la maldad está a nada de lograr el empate. 
Es necesaria mucha ingenuidad para pensar que el bien va ganado y es superior al mal. Pero también para tener una visión tan cerrada que te permita guardar la realidad en dos cajones o para pensar que todo lo que se apega a la voluntad del hombre es bueno. Si no tienen nada mejor que hacer que comer pavo, pueden acompañar su cena  navideña con un ser mitológico. 
Por cierto, revisen la vida de la actriz Mia Farrow, algo muy malo debió pasarle ya que su historia personal tuvo un antes y un después de esta película. Supongo que casarse con Frank Sinatra y tener una relación con Woody Allen puede enloquecer a cualquiera. Pero no sólo ella tuvo problemas, Roman Polanski también los tuvo, así que todo tipo de mitos y leyendas pueden asociarse con este filme. (Ab.)
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