Serpico - Sidney Lumet (1973)


SERPICO es una joya y está en HBO Max. Es tedioso hacer las cosas bien cuando todo el sistema se sirve del mal. Es imposible aceptar que la sociedad es feliz, está satisfecha y no va a soltar sus hábitos sin dinero de por medio. Así que oponerse al flujo de la plata, es una sentencia de muerte. La gente considera correcto favorecer a familiares y amigos, no se siente culpable de corrupción, no importa si esos favores implican la posibilidad de que se pierda a algún familiar o que el crimen crezca de manera desmesurada generando un ambiente de inseguridad. Hoy es claro el ejemplo de Don Ganso que prefiere 100% de lealtad con nula competencia en su gabinete. Parece que la maldad corre por sus venas, pero creo que se trata de una mezcla de ignorancia con una pobre autoestima. Es decir, la gente alienta la corrupción porque piensan que no tienen absolutamente nada que ofrecer. No se sienten capaces de crear y no creen en el talento de su gente cercana. En el fondo piensan que si las reglas fueran claras y se aplicarán a rajatabla, no tendrían nada que ofrecer. La extinción de la corrupción implica, en su mente, que lo pierden todo y van al fondo de la escala social.

Además no entienden que el mal siempre se paga caro o están dispuestos a correr el riesgo. Por ejemplo, aprobar estudiantes de derecho y medicina que jamás debieron titularse por no contar con los conocimientos y el criterio necesario, significa que ese doctor destruirá vidas y ese abogado hará leyes estúpidas o será incapaz de sacar a un inocente de la cárcel.

Ver esa dinámica en el caso real de un policía es devastador. Serpico cree que un ambiente de paz es lo ideal. Sin embargo, la policía prefiere recibir dinero antes que acabar con el crimen. Si el crimen prospera, ellos se llenan los bolsillos. No les importa que haya seguridad, porque la seguridad no es buen negocio.

La policía es tan taimada que ya tiene el método para entretener a esas manzanas podridas que no aceptan dinero y quieren acabar con la corrupción. Les prometen ir al más alto nivel, pero tienen que esperar. La clave está en esperar porque cada día que pasa es dinero en su bolsillo.

Serpico tiene tanta ambición y fe en sí mismo que, a pesar de las amenazas y el peligro, insiste en su denuncia. Cree que puede hacer lo que nadie ha hecho y por eso merece las burlas y el desprecio. Limpiar a la policía es más difícil que mover una montaña con una cuchara.

Serpico no quiere cambiar la policía, quiere cambiar el mundo. El sistema está diseñado para desechar a todo aquel que pretende sobresalir, clavo que sobresale pide martillo. Si no piensas igual que el resto, si no juegas el juego, eres un enemigo. A menos, claro está, que tus ideas generen más dinero que las anteriores, pero eso no sucede en el filme.

Serpico se vuelve odioso hasta para su novia. Sus compañeros se ven obligados a trabajar con él, pero lo dejan solo. El único que siempre lo acompaña es su perro. El sistema está hecho para que traiciones tus convicciones o, en el mejor de los casos, te hagas el muerto. 

Al Pacino se divierte como niño disfrazándose de todo y estallando en pataletas cada vez que sufre una decepción. Su actuación es una delicia, no será un ejemplo a seguir para los actores, pero transmite esa vibra de la rabia contenida, del cansancio mental producto de escuchar mentiras durante años. Serpico es simplemente adorable. Si quieres fidelidad compra un perro. (Ab.)

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