Mary - Michael Goi (2019)


LA POSESIÓN DE MARY es un churro de terror en Amazon. Se trata de una cinta que debería causar un poco de miedo y  causa un poco de pena. Gary Oldman y Emily Mortimer hacen lo que pueden para mantener esta trama a flote pero el barco se hunde con un guión que no decide si la desgracia es de origen  infernal o si es producto de una enfermedad mental causada por problemas matrimoniales. La cinta se suma a esa moda idiota de sentar al sospechoso de un crimen a contar su versión de los hechos porque la policía se distingue por su paciencia para escuchar relatos incoherentes. Esa torpe receta no sólo arruina la sorpresa de saber quién sobrevive, también pone a prueba la credulidad de la audiencia. O los policías tienen una curiosidad a toda prueba o son guionistas en busca de historias. La moda de las mujeres poderosas obliga a la guapa y competente Detective Clarkson (Jennifer Esposito) a  entrevistar a Sarah (Emily Mortimer) tras el naufragio de Mary.

David (Gary Oldman) es un marino que trabaja para una empresa turística y tiene la oportunidad de independizarse con un viejo barco en buen precio que tiene como mascarón de proa la escultura de una mujer. La figura es interesante y aunque nunca se menciona, se supone que ella es la Mary que posee y da nombre al velero. 

David se enamora de la embarcación y la compra sin la autorización de su esposa Sarah. Después sabremos que se trata de una tonta venganza porque le pusieron los cuernos. El matrimonio, sus hijas Lindsey y Mary, y un par de agregados culturales se ponen a trabajar para remodelar el barco y salir de viaje.

Pero el navío está embrujado. Lo vendían porque no es la primera vez que lo encuentran flotando a la deriva en el Triángulo de las Bermudas. Mary tiene el vicio de ir a esa zona y en el camino enloquecer y desaparecer a sus huéspedes. Pero está vez Sarah salvará a sus hijas.

La idea no suena mal pero la realización es pésima. La sala de interrogatorios luce barata, supongo que el presupuesto se agotó en el mar. Los actores no saben a que juegan, cada uno está en una película diferente: Emily Mortimer parece preocupada por lucir sus nuevos y generosos implantes; Gary Oldman desaparece bajo la piel de su tonto y triste personaje David; la niña Mary es fea como patada de mula; la adolescente Lindsey es hermosa y roba cámara pero estaría mejor en Guardianes de la Bahía (2017); Tommy no sabe si es suicida o asesino; y Manuel García-Rulfo se pregunta para qué se subió al barco.

El demonio Mary es una mujer maquillada como panda erizado que no espanta a nadie. Y para colmo, debemos creer que logra pasar del velero al cuerpo de Sarah. Ya ni los demonios se especializan. Antes se especializaban en personas o en en objetos, ahora les da lo mismo. 


Si el demonio entra a Sarah, no se entiende porque nos cuenta todo lo ocurrido en lugar de tomar el cuerpo de la detective. Si Sarah está loca, podría culpar al Kraken por la destrucción del barco. Al final, no queda claro y a nadie le importa si los demonios son muy platicadores o si Sarah es una mujer violenta e inestable. Churrazo. (Ab.) 

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