Ya no estoy aquí - Fernando Frías (2019)

Ya no estoy aquí está en Netflix. Nada me daría más gusto que decirles que el cine mexicano por fin encontró su identidad y que ahora sí vamos a dominar la industria. Estaría mintiendo. Me he encontrado con un montón de reseñas positivas que la inflan. En mi opinión ni siquiera es la mejor película que he visto este año. Ví está película por recomendación de un estudiante de cine y, aunque me entretuve, me pareció una película intrascendente con un tufo de la 4T y su campaña contra Calderón. No seguiré por ese camino, mejor cuento de qué trata. Un joven llamado Ulises, que vive en una favela en Monterrey, Nuevo León, tiene un grupo de amigos que se hacen llamar TERKOS y que disfrutan de reunirse para bailar cumbia modificada. Hay cuando menos cinco grupos así y en conjunto, su movimiento se llama Kolombia. Pero no bailan cumbia como en la fiestas del DF, la bailan casi como un ritual, como una danza azteca y parecen sentir cierto éxtasis al hacerlo. Quizá las escenas de baile son lo más disfrutable de la cinta y lo más logrado. Con excepción de un momento en que una gorda decide quedarse quieta en el extremo derecho de la pantalla y rompe el equilibrio.

El caso es que la favela de Ulises está controlada por unos narquitos, los llamo así porque son mocosos que creen estar jugando a la guerra, aunque son tan peligrosos o más que los narcos adultos. El tema no es el narco, eso es puro contexto y brinda el motivo, no bien desarrollado, para el viaje de Ulises. La razón de la huida se siente frágil, pero dejo a su criterio si el baleado logra sobrevivir y contar su versión o si el miedo de Ulises hace el problema más grande de lo que en realidad es. El protagonista se va a New York y allá simplemente no se adapta. Principalmente porque no quería ir.  

La película no está contada en el orden cronológico natural y da muchos saltos. Brincos como los del baile, pero que no aportan gran cosa. Ejemplo: Me refiero a secuencia de las señoras que van de compras a Texas y deciden visitar un Mall chafa. Es interesante porque descubre que las doñitas regiomontanas wannabe son cómplices del negocio de cruzar ilegales. Es una secuencia muy rica, pero que para el director es sólo un brochazo sobre el que no vale la pena decir más. Esa secuencia aparece casi hasta el final y debería estar en el centro o al inicio. No entiendo la razón de cambiarla de sitio. Lo mismo sucede en otras escenas pero en algunas la lógica es esconder la razón de la huída.

La apariencia física de Ulises es un reflejo de su estado de ánimo. Al principio es muy elaborada y llama mucho la atención, pero conforme se va sintiendo rechazado va cambiando hasta que pasa desapercibido. Todas las vidas importan y la vida de Ulises debería de importarme, al menos por ser el protagonista de este filme. Sin embargo, me resulta más interesante la joven china de Queens. Ella está viva. Ulises ni siquiera se interesa por ella. Van a decir que sólo quiere bailar, pero tampoco se esfuerza por hacerlo. Aunque decir contracultura suena inteligente y apantallador, en la cinta parece que el asunto del Kolombia fue sola una moda pasajera. Ya me mentarán la madre los de Nuevo León.

Me recordó mucho a otra película que me parecía más interesante, Somos lengua de Kyzza Terrazas, búscala y compara. Ya no estoy aquí tiene buena fotografía, se nota el empeño en cuidar cada encuadre y la saturación de colores. Cuenta una historia, pero no es una super película. De hecho, creo que se suben al tren de falso intelectual al querer hacer el símil del Ulises que al volver de su odisea sólo es reconocido por su perro. Hasta la Penélope pusieron, pero se les olvidó.

La película cumple, pero no es lo máximo. No es una crítica social, no es una obra maestra. Es cine por encima de la comedias románticas y nada más. ¿Quién está detrás? ¿Por qué quieran inflar esta película? No creo que logre el éxito comercial. 
Por lo que refiere a encontrar tu identidad en un tipo de música, la película se autosabotea. Ulises les grita a sus compañeros de trabajo que escuchan rap porque quieren ser negros. What? Ulises escucha Kolombia y ni siquiera sé qué quiere ser. Colombia, les guste o no a los colombianos, se ha hecho famosa por tres personajes. García Márquez, Pablo Escobar y Shakira. Pablo Escobar si me parece contracultura; la cumbia, no. Ulises renuncia a su sueño y se queda aislado. 

La película me recordó un comentario sobre la serie The Last Dance sobre la vida de Michael Jordan. Lamentó no saber quién dijo lo siguiente: El deporte nos enseña a perder, no a ganar. Cualquier deportista exitoso, al hacer el recuento de su carrera, habrá perdido muchas veces más de las que ha ganado. 

Quizá Ya no estoy aquí, nos enseña lo mismo. Para ser yo, debo intentar muchos caminos y fracasar muchas veces. Con suerte en algún momento descubriré quien soy. En resumen, la cinta vale la pena, pero no cambiará la historia del cine mexicano. (Ab.)

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