True Story - Rupert Goold (2015)

Todo el mundo merece que se escuche su versión.

–Michael Finkel.

Falsa identidad es una película protagonizada por Jonah Hill y James Franco, basada en el libro de  memorias, con el mismo título, cuyo personaje central es el escritor Michael Finkel. Éste hombre es un periodista que pierde su buena reputación y para recuperarla está dispuesto a todo, incluso a entrevistar y confiar en Christian Longo, un asesino que robó su identidad. Que esto no los engañe. El robo de identidad es irrelevante, tan vacío como que puedes vivir de ser YouTuber (sí, es triste). Este detalle sólo sirve de excusa para juntarlos, el asesino nunca lo usó para su beneficio ni el periodista sufrió las consecuencias. Y te estarás preguntando “¿Entonces por qué se llama Falsa identidad?” Sólo te diré que nunca confíes en los títulos en español de películas extranjeras, porque el verdadero nombre de la cinta y del libro, es True Story. Realmente no hay lógica detrás de esto. Aunque el título y descripción pueden ser engañosos, la película vale la pena. 

Nuestros protagonistas se presentan en paralelo. El verdadero Michael Finkel entrevista a unos niños que son maltratados y para que confíen en él, muestra su identificación que lo avala como Michael Finkel del New York Times, mientras que el falso está en México, donde es arrestado. Esto te dice que el detalle del nombre será súper importante, pero no, y es frustrante que un detalle que la película se esfuerza en remarcar en ciertas partes, al final no signifique nada. ¿O sí? 

Volviendo con Michael. En su oficina, demuestra con un juego de cartas el increíble ego que carga, un rasgo fundamental del personaje y que a lo largo de la historia le irá dando varios golpes que finalmente lo llevarán a darse cuenta de lo peligroso que es. Creerse invencible, insuperable e intocable, es lo que lo motiva a escribir un artículo que se salta el lema de todo buen periodista (cuenta la verdad) con tal de hacer la historia más interesante. Y humillado y sin trabajo, regresa con su esposa a Montana donde se esfuerza por conseguir otro trabajo, pero todas las editoriales que conoce lo rechazan porque, por sí lo había olvidado, ha sido juzgado como mentiroso. 

Por suerte, y es que no pudo ser de otra forma, un reportero lo llama para preguntarle su opinión sobre que un asesino en espera de juicio, usara su identidad en el extranjero. Dato que Michael desconocía, y que a lo largo de la historia se olvida hasta que conviene recordarlo. Michael se reúne con el periodista quien lo pone al corriente del caso. El hombre se llama Christian Longo, y es acusado del asesinato de su esposa y tres hijos, a los que desechó en diferentes lugares. No es el peor asesino que ha existido, pero sí es cruel, así que se entiende el desagrado que despierta en la gente y en el mismo periodista que contacta a Michael, quien cuando se entera que ha hablado con Longo y piensa escucharlo, le dice que no lo merece; y Michael se pone a la defensiva, porque claro, nadie tampoco quiso escuchar su versión del artículo que escribió. No se da cuenta que tanto su versión de los hechos como la de Longo, es patética. ¿Y por qué? Porque de nuevo su ego le juega chueco. Está seguro de saber más que la policía ya que ha visto las entrevistas de Longo y él nunca confiesa nada. Pero sobre todo, Longo lo admira, algo que Michael necesitaba entonces con urgencia. Y es que esta admiración va más allá de reconocerlo como un buen periodista (razón por la que eligió usar su nombre), Longo además quiere que le enseñe a escribir como él, y así es que esta relación pasa de periodista / fuente, a alumno / maestro, y la sutil línea del profesionalismo se borra. A Michael comienza a agradarle Longo, porque lo ve como un reflejo de sí mismo: fue acusado y será juzgado, pero a nadie le importa escuchar cualquier excusa que tenga. ¿Tal vez el juego de los nombres sea para remarcar la similitud de ambos personajes? Porque el asesino también se cree invencible, insuperable e intocable, y finalmente cae por lo mismo. Sólo, tal vez. 

El momento clave de la película es cuando, Longo sube al estrado para decir lo que realmente pasó aquella noche. Su esposa arrojó a dos niños al río mientras él no estaba y también intentó matar a la tercera, pero sólo la dejó inconsciente. Al descubrirlo, lógicamente se enojó y mató a su mujer para después hacer lo mismo con la niña que ya no pudo salvar. Sí, mi explicación es muy chata, pero es la parte de la película que más vale la pena. Tan bien narrada está, que esos minutos de puro diálogo no aburren ni son tediosos, no pides que Longo se calle, quieres que siga tanto como quiera, y también logran hacerte dudar de todas las pruebas presentadas el día anterior en su contra. Pero el efecto dura exactamente lo que Longo habla. Después preguntas “¿por qué su esposa no desecharía también el cuerpo de la tercera como hizo con los otros?” “¿O por qué si tanto la amaba, cuando notó que estaba viva no llevó a su hija al hospital?”, te hacen cuestionar y finalmente desechar esta versión. Así es que el veredicto no sorprende a nadie, ni siquiera al imbécil de Michael, que hasta entonces entiende que sus lecciones de narrativa habían sido realmente para dar un testimonio más conmovedor y manipulador. Pero, pienso que Michael debió haber sentido orgullo de lo que su tutoría hizo, en lugar de avergonzanrse para ayudar en el siguiente juicio a la fiscalía. Pero, como hombre de ego que es, necesita decírle a Longo, que él dirá al nuevo jurado que es un mentiroso y que nadie debería creer ninguna historia triste que pueda contar. Longo responde como sólo un sociópata podría. 

«Soy lo más importante que jamás te ha sucedido. En adelante, sólo serás el tipo que habló con el tipo que mató a su familia, y nada más. Y en el momento en que yo abra la boca, vendrás corriendo.» La película pone en evidencia muchas cosas: que el ego desmedido no te llevará a ninguna parte; es fácil caer en el discurso de un sociopata; los periodistas también son engañados y sufren por eso; y que James Franco puede ser más que Harry Osborn de Spider-Man (2002). Si todo esto no te convence de verla, nada lo hará. (SO)