Deliver Us from Evil - Scott Derrickson (2014)

Líbranos del mal está en Netflix. Y es pura gozadera de demonio y exorcismo. Quizá te parezca un spoiler saber de qué trata, pero más vale. Si eres de esos ultra mochos que no ven cosas del diablo, tú te lo pierdes. Yo me divertí mucho con este alucine que utiliza una sola frase como puerta para dejar entrar a un chamuco. Ya que es una gringada el mal necesita originarse en Irak, los árabes son malos. Pero como también pretende ser de buen cristiano,  castiga a los violentos soldados. Cae en todos los clichés. La película es oscura casi todo el tiempo, hay ruidos raros, voces, imágenes que sólo el protagonista puede ver, asesinatos, juguetes poseídos y además requieres el nombre del demonio para poder expulsarlo. Pero lo hace con gracia, tiene buen ritmo y engancha aunque necesite bajar a los sótanos cada tanto para recuperar impulso. Los defectos de este filme no son directos, yo diría que son herencia del cine de terror y la tradición cristiana. Por ejemplo: ¿para qué carajos quiere un demonio poseer a un fulano y cómo lo escoge? Se supone que quiere hacer todo el mal posible, pero más allá de matar gente, no hace nada y la muerte es inevitable. Además los espíritus malignos actúan como si anduvieran de vacaciones, no se esfuerzan en joder. Por otro lado, los niños siempre duermen en enormes cuartos con horribles juguetes y las familias, aunque detecten cosas raras, jamás quieren mudarse de casa.

La historia es que un demonio y sus compadres quieren abrir tantos portales como puedan, pero se lo toman con calma, para que un policía, su compañero idiota y un sacerdote que se cree estrella de rock y le hace al misterioso, puedan vencerlos. Obvio, hay final feliz. 

El muchacho chicho de la película gacha es Eric Bana y su guapa esposa es Olivia Munn. El chistoso de la cinta es Joel McHale y desde que inicia con sus bromas idiotas ya quieres que Satanás lo parta en dos y lo use como hamaca. Un tal Edgar Ramirez es el sacerdote exorcista y Sean Harris es el poseído.

La música corre a cargo de The Doors y quizá eso fue suficiente para que ganara mi buena fe. Suenan: Soul KitchenPeople Are Strange, Riders on the Storm y Break on Through. Además se utilizan frases de Jim Morrison, como: Is everybody in? The ceremony is about to begin.
Al final, como siempre, parece que el demonio es idiota y que está destinado a perder. Si la sola inscripción basta para abrir el portal y ya la habían puesto en el zoológico sería lógica una epidemia de niños endemoniados. Pero eso se les olvidó. Además, cualquiera que intentará reparar las paredes debería caer endemoniado. Pero eso tampoco sucede. En resumen, un churro hecho y derecho que te hará olvidarte de la cifra oculta de contagiados del Covid-19. (Ab.)

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