Bleach: Burîchu - Shinsuke Sato (2018)

Bleach es una producción japonesa basada en un manga que puedes ver en Netflix. La historia es una idiota telenovela. Los japoneses no pueden usar a las bobadas de Marvel y DC, por lo que, con base en sus tradiciones, inventaron una serie de seres que viven entre los humanos pero que no son visibles para nosotros. Los buenos son los Shinigami, que en el caso de la película, son unos seres que ayudan a las almas a encontrar su camino al cielo. Se visten como Samurai y atacan como tales, no te imagines que llegan platican contigo y te toman de la mano para que te subas a una nube y alcances el Nirvana. Los malos son los Hollows o vacíos, que son muertos cuya alma no busca ir al paraíso sino comerse otras almas y aumentar su poder. En El viaje de Chihiro (2001) aparece un Hollow, con todo y mascara blanca que crece mucho pero normalmente se mantiene en calma. En Bleach los Hollows son enormes y rabiosos. Además de estos seres invisibles hay unos casi humanos llamados Quincies que se mezclan entre nosotros sin ser notados. Ellos lanzan unas flechas de energía y, por una estupidez, son enemigos de los Shinigami. 

Normalmente es bueno encontrar mitologías nuevas, pero la película da mucha hueva. La culpa es de la historia que cae en la telenovela juvenil exótica. El filme muestra a un joven que puede ver fantasmas y que, en alianza violatoria de las leyes de la mitología, tiene un romance con una Shinigami. Juntos logran vencer a un Hollow famoso por la cantidad de almas que ha devorado.

El protagonista se pinta el pelo de anaranjado y con eso es suficiente para hacer suspirar a las chicas de su salón. Pero no les gusta por guapo, ellas detectan su alta energía espiritual que también tiene enamorada a la Shinigami.

Toda la trama se resume en: chico pobre conoce chica rica, un loco quiere matarlos, ellos se enamoran y vencen al loco, pero la familia de ella impide la boda. Eso es todo. Hay mucho decorado de tonterías como vientos, teléfonos móviles con linea directa al más allá, peleas, espadas, flechas, niños muertos y muchas minifaldas. Un bodriazo para niños idiotas. (Ab.)

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