Zombieland: Double Tap - Ruben Fleischer (2019)

Definir el arte o definir el cine es una tarea interesante e incluso necesaria. Sin embargo, en homenaje a las palabras de Martin Scorsese, Zombieland: tiro de gracia es EL parque de diversiones y cine también. La mayor parte de las personas que pisan una sala de cine lo hace con la intención de pasar un buen rato. Aunque existen películas sublimes o sabrosamente inteligentes, cuando pagas un boleto, esperas encontrar diversión y eso es exactamente lo que entrega Zombieland. Es posible que no sea para todos, que carezca de lógica, que el motor de las acciones sea de licuadora,  que sea ridícula y repetitiva, pero nada de eso importa mientras la ves. Es el mejor juego de todo el pinche parque, es la razón de existir de todos las ferias del mundo, es mejor que los carritos chocones y que la montaña rusa en que pierdes la vida. Marvel debe sentirse muy triste de que un filme como éste pueda llevar el entretenimiento a lugares que los superhéroes no sueñan con alcanzar. Zombieland tiene varios detalles interesantes. Entre ellos, la magia que le brinda el hecho de que los personajes son gente común y corriente. Todos, en algún momento de ociosidad, soñamos con tener uno o más superpoderes y organizar el mundo a nuestro capricho; pero eso es sólo una fantasía. En contraste, ser libre e irresponsable es real, no lo hacemos porque tememos a las consecuencias, pero es mil veces mejor que un superpoder. Un gran poder implica una gran responsabilidad; ser uno mismo es el grado máximo de felicidad. Supongo que el director descubrió esto en su primera entrega y lo mantuvo fresco en la segunda.
Otro detalle que llamó mi atención es la simple división de los humanos en los que nacieron para casarse y los que no. Al decir hombres incluyo a las mujeres. Hay quienes ven la felicidad conyugal como la más alta meta y no pueden escapar de esa idea, hay otros que nos sentimos intimidados por el lazo.
El filme también muestra que encontrarte con alguien exactamente igual a ti sería insoportable. De algún modo confiamos en que eso es imposible, pero si por azar tuviéramos que interactuar con nuestro doble, la muerte sería preferible. 
Casi sin hacer énfasis en ello, el filme expone que el ser humano es violento por naturaleza. Encuentra satisfacción en tener un enemigo y luchar con él. Cualquier otra tarea puede lograr una satisfacción limitada al 75% de nuestra capacidad, quizá el sexo llega al 90%, pero no más. Sólo a través de la destrucción del enemigo, los humanos alcanzan el 100% de satisfacción. Es el estímulo que les permite vivir como equipo conviviendo día a día. Nuestra biología está programada para pelear y destruir. Esta cinta permite a sus personajes esa satisfacción sin ningún tipo de freno. Observar esa libertad es placentero. 
Si además te identificas con alguno de los estereotipos masculinos o femeninos que utiliza y aceptas el supuesto  de que los zombies son todos aquellos que viven sin pensar. No falta nada, el éxtasis está asegurado.
Ya en plan de análisis serio, puedo decir que Zoey Deutch se roba la película. Evidentemente Emma Stone es más guapa y ruda, pero Zoey es deliciosamente boba y directa. Aun cuando su personaje es casi decorativo, su carisma es tan grande que no tiene rival. Woody Harrelson y Jesse Eisenberg se sienten muy a gusto en estos personajes y se nota. Rosario Dawson, Luke Wilson y Thomas Middleditch cumplen y se divierten. Avan Jogia es odioso, por eso sé que lo hace muy bien, pero me cae mal. Incluso Bill Murray en sus dos minutos resulta simpático. 
El único error en esta cinta es Abigail Breslin. Su presencia es desagradable, está tan gorda que la visten de negro, luce chaparra y tetona, dan ganas de la maten en el camino. Quizá se debe a que el personaje que no está cómodo en ningún sitio, pero creo que si su personaje hubiera muerto,  la película hubiera sido mejor. 

Supongo que no habrá una tercera parte, pero si la hacen diez años más tarde, morderé el anzuelo. Hace mucho que no me reía tanto con una película tan boba. Si te crees intelectual de izquierda no vayas a verla, pero si eres una persona normal te aseguro que pasarás un rato magnífico. (Ab.)
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