Shark Night 3D - David R. Ellis (2011)

Terror en lo profundo es, robo la expresión de Gerardo Gómez del Campo, una mamada de tiburón. Nunca mejor aplicada esta frase que no fue creada con base en este filme. Ojalá nunca hayas visto esta cosa y ojalá nunca la veas, pero si por alguna razón lo haces, intenta reír. Es un monumento a la locura de los tiempos que corren. 25 millones de dólares se gastaron en esta cochinada que tuvo la fortuna de recaudar casi 40 millones. Con la cuota racial y de genero indispensables, siete universitarios van de vacaciones a la casa en el lago de la típica gringa rubia boba, rica, rara y solitaria. Desde allí uno se pregunta quién será el primero en morir y si les dará tiempo de tener sexo, antes de que comiencen las hostilidades. Para completar el paquete tenemos el perrito lindo y tres hombres malvados en busca de sangre y venganza. Pero voy demasiado rápido, regreso al principio. Los tarados que asignan los títulos en México no tuvieron un milímetro de cordura para calcar el nombre americano y dejarle "Noche de Tiburones". De modo que la primera cuchillada fue bautizar a este engendro como: Terror en lo profundo. Es absurdo, como siempre,  porque no hay un solo instante de terror y no hay profundidad alguna ni en la historia ni en el agua. Al menos en inglés, el título se refiere a los tiburones que sí aparecen y a un brevísimo periodo de la cinta que ocurre de noche.
Si los asesinos de la taquilla hubieran optado por un título como "Otra tonta película de tiburones", hubieran corregido de un plumazo todos los errores del guión, pero no quisieron o no pudieron. La historia no pasa de quién morirá, cómo morirá y quien logrará sobrevivir, pero pretende que la revelación de los motivos del asesino tenga algún impacto emocional que no logra. Es decir, en lugar de apostar a la comedia sin sentido, se pusieron necios en mantener el tono serio que no sostienen.
Un ejemplo: el negrazo, atlético que juega en el lago y salta haciendo piruetas, en el momento en que descubre la aleta del enemigo se olvida de todo lo que estaba haciendo y decide quedarse quieto para que el Tiburcio no se canse y pueda morderlo. El tiburón debió ser racista, ya que escupe el brazo que le arranca para que un compañero blanco logre recuperarlo e intenten llevar al herido al hospital. En ese momento pensé que iniciaría un lluvia de hamburguesas o que estallaría una carreta vacía al caer al lago. No pasó.
Los tiburones no se ven tan chafas como los de Jaws (1975),  pero sólo la idea de que varias especies viven en un lago al servicio de un red neck es totalmente ridícula. Si este hombre tiene tal poder sobre los animales debería tener un espectáculo en el mejor hotel de Las Vegas y llamarse el Hermano maldito de Aquaman. 
No quiero que nadie sufra y les diré lo más importante de la película, nadie logra tener sexo, las tipas no están tan sexys como uno esperaría y el especialista del control mental de la fauna acuática (y de los humanos imbéciles) está enojado con la güera porque le lastimó el rostro con la propela de la lancha unos años atrás. 
Ella no lo hizo por cabrona, reaccionó de mala manera porque sintió que se ahogaba y el malvado no la ayudó. En fin, la rubia que pasa buena parte en bikini azul, pero jamás luce como Jessica Alba en Into de Blue (2005), es la causa de que un corazón roto prepare una venganza super elaborada. Para colmo, el idiota quiere hacer negocio con los asesinatos, así que tiene como plan de negocio grabarlos y subirlos a Internet. 
En resumen, nada tiene sentido, ni siquiera los tiburones son coherentes en su comportamiento o su velocidad. No causa miedo, no es sexy, no es dramática y ni siquiera es divertida. Es sólo basura para que se salven los güeros incluido el perrito lindo. Una auténtica y gigantesca mamada de tiburón. (Ab.) Si ya tuviste la desgracia de verla por favor comenta. Si no las has visto, vence el morbo y comparte esta reseña para evitar más víctimas.



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