Dogman - Matteo Garrone (2018)

El despertar de la fiera: Dogman es una película sobre un personaje. La historia que relata es de la vida real, según leí en el programa de 67 Muestra Internacional de Cine, pero el punto de vista es muy especial. El filme parte del supuesto de cómo sería un perro si se convirtiera en humano. La respuesta es: sería un humano que se sentiría atraído por los suyos, es decir, trabajaría con perros. Además sería muy fiel, muy amable, efusivo, cariñoso y de buenas maneras, un perro bien educado. Por desgracia para él, sería más crédulo de lo normal, obediente, dócil, perdonaría con facilidad y permitiría abusos sobre su persona. 
En concreto, la historia es la de un peluquero de canes que vive en un pueblo de playa en Italia y que además de su negocio canino vende pequeñas dosis de cocaína y participa en algunos ilícitos. El pueblo padece las locuras de un tipo gigantón y abusivo de la mafia que roba lo que puede y molesta a todos los negocios.
El personaje principal es Marcello, el Dogman del título, nuestro hombre-perro aparenta estar divorciado y tiene una hija, Alida, que es su más grande Amore. Marcello trabaja para  poder realizar viajes de buceo con ella. Es posible que no gane suficiente en su negocio y por eso acepta participar en los robos de su amigo- abusador, Simoncino.

Los comerciantes del pueblo, incluido el perruno, se reúnen a jugar futbol y a platicar sobre sus negocios. En una de esas reuniones, el tema a tratar es el asesinato de Simoncino, intentan ponerse de acuerdo, pero no lo logran.
La película muestra como Marcello tiene muchas dificultades con el rechazo. Es capaz de hacer cualquier cosa para ganarse el afecto de los demás. Simoncino lo sabe y por eso le da pequeñas cosas que le permiten manipularlo, al grado de pasar un año en la cárcel por un robo que no cometió. Me recordó mucho esa caricatura de Looney Tunes de Chester y Spike."Estoy a tus órdenes Spike, porque somos amigos. ¿Verdad, que sí?" 
Las cosas se irán tensando entre los dos personajes y terminarán por estallar. El director demuestra su oficio en secuencias de las que es posible prever el resultado pero obligan a pensar. ¿Hasta dónde llegarán las cosas? ¿Cómo se resolverán? Marcello parece incapaz de juntar valor. Simoncino luce invencible. 
Los humanos somos basura, si pudiéramos ser un poquito más perrunos, seríamos mucho más felices. ¿De qué sirve la supuesta inteligencia? Todo el mundo la utiliza para chingar. Esta cinta es sólo un ratito de canina reflexión. Aunque te caiga mal Marcello por cobarde, piensa que no está en su naturaleza la agresión. No hay malos perros, hay malos dueños. (Ab.)

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