Doctor Sleep - Mike Flanagan (2019)
Con raíces en mitos y leyendas, la historia que se construye afirma que después de la muerte hay otra vida. No sé si lo hace para brindar esperanza o para robarla. Sería hermoso simplemente dejar de existir sin dejar rastro de nuestro paso por este mundo. El filme exhibe a los viejos, explica que algunos siguen vivos por temor a la muerte y no por el gusto de vivir. ¿Hay algo más triste que eso? Lo pregunto seriamente. La gente hace nada, vegeta, adquiere nuevos vicios y manías, se autodestruye, pero si preguntas dice ser muy feliz. Son felices llenos de miedos, con el corazón roto, con el pasado a cuestas, arrastrando remordimientos y fantasmas, sin un objetivo, sin dirección e inventan que deben estar vivos para cuidar de quienes nunca han cuidado. Somos unos simios horribles.
Erasmo de Rotterdam en el "Elogio de la locura" nos deja ver que sin la locura la vida sería imposible. El día a día es una condena que todos soportan atados al amor propio, cada uno ama su miseria por sobre todas las cosas. Amor propio, excelente eufemismo para nuestro actuar irracional. Deduzco que todo es producto del temor a la muerte.
Volviendo a la película, lo único malo es el título soso que no despierta interés, aunque se justifica por la actividad de Danny Torrance dentro del filme. La historia se engancha con El Resplandor (1980) pero pasa la mayor parte sin sentirse atada a su predecesora. Sólo la última media hora se vincula casi por completo a través del hotel y quizá es la parte más débil, sin dejar de ser satisfactoria.
Ewan McGregor sólo me había convencido con Renton, su personaje en Trainspotting (1996 y 2017), pero en este filme lo hace muy bien. Rebecca Ferguson es guapísima y brinda un toque sexy a la bruja mayor, Rose The Hat. Kyliegh Curran, en el personaje de la resplandeciente niña Abra Stone, es simplemente genial. Creo que todos los actores tienen espacio para mostrarse y dejar huella. Cliff Curtis (Billy Freeman), Zahn McClarmon (Crowe Daddy) y Carel Struycken (Grampa Flick) lucen en sus personajes secundarios. Por cierto el niño Danny está muy desmejorado comparado con el de Kubrick y Shelley Duvall hubiera dado su brazo izquierdo por ser tan guapa como la nueva Wendy Torrance, Alex Essoe.
Algo que me parece sobresaliente del filme es que incluye su cuota racial y de empoderamiento femenino de manera tan sutil que ni reparas en ello. Si están buscando subirse al tren de las mujeres fuertes, está película les ganó la partida.
Sé que el mundo es mucho más de lo que ciencia acepta, pero siendo un objeto hecho por hombres es lógico que tenga defectos. La vida espiritual de que se habla me hizo recordar a mi abuela materna. Estaba muy chavo cuando murió y me hubiera gustado heredar todo lo que sabía. Ella vive en mí y sé que lo hacen otras personas también. No estoy seguro de qué pensara de nosotros. Ojalá no seamos motivo de su incomodidad. (Ab.)
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