Doctor Sleep - Mike Flanagan (2019)

Doctor Sueño es una de esas películas que saben meterse entre las fisuras de la realidad para crear un universo paralelo. En el día a día, hay muchas cosas, noticias y coincidencias, que a los ojos de los simples mortales como yo, resultan extrañas, locas y hasta ridículas, aunque eso no significa que no existan y que no formen parte de la vida de otros. Cuando escuchaba el dicho "Cada cabeza es un mundo" lo interpretaba como que cada humano interpreta la realidad con base en sus experiencias y limitaciones. Ahora me doy cuenta de que el refrán es casi literal, cada persona crea su realidad apenas dependiente de los estímulos externos. La objetividad es una ilusión, una mentira. Estamos todos sobre la Tierra pero no vivimos en el mismo mundo. Y quizá por eso Doctor Sueño resulta aterrador. Se ancla en nuestra realidad para mostrar que algunos habitantes, aunque lucen como todos, ya no son humanos. Sus actos están dirigidos a recolectar algo que los demás pasamos por alto y parecen inmunes a las leyes, aunque continuan siendo mortales y requieren alimento. La cinta nunca los califica como buenos o malos. Existen y simplemente son lo que tienen que ser. El león come gacelas porque así lo dicta su naturaleza. La oruga se convierte en mariposa porque la biología se lo permite.
Con raíces en mitos y leyendas, la historia que se construye afirma que después de la muerte hay otra vida. No sé si lo hace para brindar esperanza o para robarla. Sería hermoso simplemente dejar de existir sin dejar rastro de nuestro paso por este mundo. El filme exhibe a los viejos, explica que algunos siguen vivos por temor a la muerte y no por el gusto de vivir. ¿Hay algo más triste que eso? Lo pregunto seriamente. La gente hace nada, vegeta, adquiere nuevos vicios y manías, se autodestruye, pero si preguntas dice ser muy feliz. Son felices llenos de miedos, con el corazón roto, con el pasado a cuestas, arrastrando remordimientos y fantasmas, sin un objetivo, sin dirección e inventan que deben estar vivos para cuidar de quienes nunca han cuidado. Somos unos simios horribles. 
Erasmo de Rotterdam en el "Elogio de la locura" nos deja ver que sin la locura la vida sería imposible. El día a día es una condena que todos soportan atados al amor propio, cada uno ama su miseria por sobre todas las cosas. Amor propio, excelente eufemismo para nuestro actuar irracional. Deduzco que todo es producto del temor a la muerte.
Volviendo a la película, lo único malo es el título soso que no despierta interés, aunque se justifica por la actividad de Danny Torrance dentro del filme. La historia se engancha con El Resplandor (1980) pero pasa la mayor parte sin sentirse atada a su predecesora. Sólo la última media hora se vincula casi por completo a través del hotel y quizá es la parte más débil, sin dejar de ser satisfactoria. 
Ewan McGregor sólo me había convencido con Renton, su personaje en Trainspotting (1996 y 2017), pero en este filme lo hace muy bien. Rebecca Ferguson es guapísima y brinda un toque sexy a la bruja mayor, Rose The Hat. Kyliegh Curran, en el personaje de la resplandeciente niña Abra Stone, es simplemente genial. Creo que todos los actores tienen espacio para mostrarse y dejar huella. Cliff Curtis (Billy Freeman), Zahn McClarmon (Crowe Daddy) y Carel Struycken (Grampa Flick) lucen en sus personajes secundarios. Por cierto el niño Danny está muy desmejorado comparado con el de Kubrick y Shelley Duvall hubiera dado su brazo izquierdo por ser tan guapa como la nueva Wendy Torrance, Alex Essoe.
Algo que me parece sobresaliente del filme es que incluye su cuota racial y de empoderamiento femenino de manera tan sutil que ni reparas en ello. Si están buscando subirse al tren de las mujeres fuertes, está película les ganó la partida.
Mi primo dice que los efectos especiales del viaje astral se notan chafas. No lo percibí durante la película, pero cuando él lo mencionó, tuve que reconocer que los vuelos parecen hechos con la tecnóloga del viejo Superman boca abajo sobre una tabla. 
Sé que el mundo es mucho más de lo que ciencia acepta, pero siendo un objeto hecho por hombres es lógico que tenga defectos. La vida espiritual de que se habla me hizo recordar a mi abuela materna. Estaba muy chavo cuando murió y me hubiera gustado heredar todo lo que sabía. Ella vive en mí y sé que lo hacen otras personas también. No estoy seguro de qué pensara de nosotros. Ojalá no seamos motivo de su incomodidad. (Ab.)
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