Chasing Trane: The John Coltrane Documentary - John Scheinfeld (2016)

Apenas hace unos días hice la reseña de la película documental Miles Davis: The Birth of the Cool y ahora toca el turno a John Coltrane y su documental Chasing Trane. Como dije en aquella reseña los que sabemos poco de jazz identificamos a esos dos gigantes. Pero debo advertirles que mi favorito es Coltrane y que mi disco preferido es Olé. Tras consultar la discografía uno se queda pasmado al ver que tienes sólo 8 o 9 álbumes. La cantidad de grabaciones es impresionante y este filme me sirvió para hacerme la firme intención de comprar, al menos, dos más: A Love Supreme y Live in Japan. Las orejas son así, deciden qué les gusta y se aferran, reconozco que Miles Davis abrió el camino pero prefiero a John Coltrane. La película recorre toda la vida de este músico y lo hace a través de testimonios de músicos, amigos y conocidos. Bill Clinton y Wynton Marsalis roban mucha cámara aunque no deberían. Santana parece ser el declarador oficial de cabecera de los documentales. 
El filme se apoya en gráficos que semejan arte urbano o grafiti de excelente calidad, casi ilustraciones que parecen hechas con gis y yo me perdí en los trazos, colores y composición mientras escuchaba la música. También se apoya en una amplia colección de fotografías y en breves segmentos de filmes de archivo.
El documental pasa rápido por su periodo de abuso de drogas, revisa su infancia, su crecimiento como artista y la vida de Coltrane como padre y esposo pero su foco es la parte espiritual. Concluye con su visita a Japón y su muerte. 
Gracias al documental descubrí que varios músicos de Jazz reconocidos trabaron con él. Es decir, no es casualidad que Davis y Coltrane sean las figuras más grandes, ya que no sólo trabajaron juntos en dos periodos, también dejaron huella, dieron espacio a otros y se entendieron con gigantes como Thelonious Monk. Coltrane agradece a Davis expresamente por alimentar su talento y esa declaración es enorme. Pensar que se separaron es a la vez triste y gozoso.
Una cosa maravillosa del filme es que da su sitio a Bird Charlie Parker y explica el profundo impacto que tuvo su música y su vida en la de Coltrane. Recogen el testimonio de un músico que fue con John al teatro a escuchar a Bird. Una locura que disparó el talento de Coltrane.
Para darle voz a John utilizaron al consentido Denzel Washington y eso le brinda cierta calidez, aunque me hubiera gustado escuchar la voz real de Coltrane. Este genio fue una flor de loto que salió del barro y creció para brindar luz al mundo. El filme se ubica en la perspectiva espiritual, Coltrane es expuesto como un iniciado, como un filósofo.
¿Para qué se vive? ¿Para qué hacer arte? Coltrane buscaba el punto más alto del espíritu humano y su música es el vehículo para llegar a ese estado mental. La música debe inspirar para tener una vida significativa, nos debe hacer felices. No se trata de ser bueno; se trata de ser inteligente. No hacemos el bien por miedo a un castigo, hacemos el bien porque es en sí mismo una recompensa y es lo más inteligente. Hacer el bien es siempre la mejor opción. Perdonen mi falta de objetividad. Lo compensaré diciendo que como documental, aunque me encanta la música de Coltrane, me parece mejor filme el de Davis. ¡Ouch! Me dolió. De cualquier modo ambos documentales son imprescindibles si te gusta la música. Por cierto, utilizan la expresión Cold Turkey para el periodo de abstinencia y corte absoluto con las drogas. Me gustó saber eso. John Lennon tiene una rola con ese nombre. (Ab.)
Si te gustó esta reseña entusiasmada que se muerde la lengua, compártela con un fanático del Jazz.



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