Brazil - Terry Gilliam (1985)

Brazil está en Amazon Prime. Esa plataforma normalmente me sugiere pura basura, debe pensar que todos los mexicanos amamos a los Derbez y las comedias mexicanas idiotas. Sin embargo, buscando un poquito pude encontrar algunas películas que no son de ese estilo y, como si se tratase de un oasis en un desierto, encontré esta comedia que era un gran hueco en mi cinefilia. Sabía del prestigio de este filme, pero su nombre me repelía. Brasil es un país bonito y el bossa nova me encanta; aun así, el título, la música y la imágenes me daban flojera. Gracias a Dios, vencí el prejuicio y descubrí con sorpresa que El quinto elemento (1997) está en deuda directa con este filme.  La historia no es excelente, el final escapa por la puerta falsa, pero la  realización tiene un estilo barroco, que mezcla lo kafkiano, lo onírico, lo industrial y lo setentero. El futurismo de está cinta es muy extraño, todo el mundo ve películas en sus computadoras, pero parece haber un sólo canal. A ello se suma una arquitectura monumental que recuerda lo Bauhaus y se siente pesada y ominosa, los espacios causan cierta angustia que forma parte indispensable de la trama.  Las personas son todas un poco tantas y engreídas, todo es inútil, ridículo y pomposo, me sentí  en la clase alta del México priísta. El impacto que causó este filme en la parte visual de otras películas sólo resulta evidente al enfrentarte con estas imágenes poderosas y orwellianas. 
La historia es sobre un joven aristócrata, sobreprotegido por su madre, que trabaja en un archivo burócrata y sueña con una mujer que conocerá más tarde por causalidad. El encuentro lo convierte en un perseguido del estado. 
Casi cualquier actividad normal provoca que el gobierno te abra un expediente, te persiga y desaparezca. Una serie de atentados hace que la paranoia aumente. Las reglas de esa realidad son muy extrañas. Parece que el estado totalitario se encarga de todo. La vivienda y las comodidades propias de la misma son responsabilidad estatal. Las únicas actividades de la iniciativa privada parecen ser el transporte de carga y los restaurantes, pero quizá incluso esas sean coordinadas por el sistema. 
La parte de las fantasías del caballero y la mujer amada son una cosa loca: un aire de Ícaro se integra al caballero medieval. Las batallas son ecos del Quijote. El protagonista pelea con un samurai gigante producto de su imaginación.  Lo más llamativo para mí fue la cantidad de tubería y cables que brota de cualquier espacio, así como los terrenos que se elevan hacia el cielo. Visualmente es un agasajo.  
Un montón de actores famosos aparecen en esta cinta, desde el ajonjolí de todos los moles Robert de Niro, pasando por Peter Vaughan, Ian Holm y Bob Hoskins, hasta Jonathan Pryce que recientemente apareció en Los Dos Papas (2019). Creo que no todos lo hacen bien, particularmente Pryce luce fuera de tono o de edad. Es posible que odies está locura, pero es fascinante y su legado es enorme. Es necesario que la veas, si te consideras cinéfilo. Quizá esta cinta haya inspirado la burocracia soviética con que sueña AMLO. Sólo hay abogados, doctores, ingenieros y archivistas, pero todos ejercen como policías. (Ab.)
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