Bonnie and Clyde - Arthur Penn (1967)
BONNIE & CLYDE emociona en HBO Max. Esta cinta es puro amor por el cine. A pesar de ser más antigua que yo, sigue joven. Es un clásico, una gran aventura que te pasea por tiempo y lugares ajenos. Está tan bien armada que se siente real y te otorga el privilegio y la gracia de vivir en otra piel. La fama es pasajera, no sé si recuerdan a Warren Beatty, el mismo que hizo DICK TRACY con Madonna en 1990. ¿Alguien recuerda a Faye Dunaway? Sólo a ella le luce bien una boina. ¿Alguien ha visto CHINATOWN (1974)? Este par son actores de verdad. Al menos en esta cinta son insuperables. Pero basta de nostalgia. El filme es pura alegría y gozo. Warren lucía entero, no muy avispado, pero era un galán con porte y dulzura en la mirada. Faye no era bonita, era una flaca sexy, de aspecto frío y rudo, un tanto engreída con mirada como puñales. Ella es el original de la súper modelo Kate Moss. Además, su romance es casi platónico, su intimidad no necesita del sexo.
Si nunca has escuchado de Bonnie Parker y Clyde Barrow, no sé en que mundo vives. Fueron una pareja real, famosa por asaltar bancos, entre 1931 y 1934 en el sur de Gringolandia. Gracias a ellos existen: Natural Born Killers (1994), The Highwaymen (2019), Queen & Slim (2019) y Dreamland (2019). Por nombrar sólo algunas.
La maravilla de su historia es que, bajo asaltos, persecuciones, balazos y muertes, esconde una comedia romántica. La pareja del Guasón y Harley Quinn son una versión remix de Bonnie y Clyde. Ellos son el prototipo de la historia de amor criminal. Inspirados en Romeo y Julieta, llevan las cosas al extremo. No son las familias las que se oponen a su unión, el obstáculo es la policía. Bonnie y Clyde se mantienen juntos hasta la muerte. Son famosos y la gente los quiere. Están a tono con sus tiempos, aprovechan la tecnología, usan las fotos, los coches y las armas.
La cinta evidencia el papel de los medios en la manipulación social. Convierten su historia en entretenimiento, inventan y mienten para vender o para encubrir a otros. Clyde dice: No crea todo lo que lee en los diarios. Quieren hacernos grandes para lucir grandes cuando nos atrapen. Si hubiéramos hecho la mitad de lo que nos atribuyen seríamos millonarios.
La policía no busca acabar con el crimen, busca fama y reconocimiento, incluso, muy posiblemente, parte del botín. Es fácil declarar que se llevaron mucho para tomar algo de lo que no se llevaron. Un detalle interesante es las jurisdicción. En una secuencia la policía valora si cruzar o no la frontera estatal para atraparlos. Se entiende que la banda está enterada de restricciones legales y las usa a su favor.
Un momento especial es la secuencia en que entran al cine y Clyde regaña a C.W. por estacionar el auto mientras cometían el asalto. Es Bonnie la que tiene que imponer los buenos modales y callarlos. Si quieren hablar, deben salir. Necesito que Bonnie me acompañe cada vez que entró al cine para que imponga el silencio y apague celulares.
Otro momento magnífico es el secuestro de Eugene (Gene Wilder, el original Willy Wonka). Al tipo le roban el auto y termina siendo amigo de la banda por el resto del día. Incluso le compran una hamburguesa y sólo termina la mistad cuando Bonnie se entera de la profesión del personaje. Es un ave de mal agüero. No todo es bello, Bonnie tiene que soportar a la ruidosa, inútil, ambiciosa e histérica Blanche por ser la esposa de Buck (Gene Hackman), el hermano de Clyde. Y Clyde tiene que soportar las tontas ansías de Bonnie por visitar a su mamá.
Hay detalles de realismo muy lindos. Clyde con un tema psicológico que afecta sus erecciones, el asunto afecta su relación con Bonnie pero resuelven el problema. La granada que lanzan a la policía y que les permite salir del hotel es cuestión de lógica, porque pelear siempre a balazos si cuentas con armas más efectivas. Y el trabajo que pasan Clyde y Buck para salir del agua después de amarrar en una lancha al extraviado Texas Ranger. Es un gusto saber que son humanos, que sus zapatos patinan en el lodo y el esfuerzo los hace resoplar.
Por si todo lo antes dicho fuera poca cosa, el filme se da el lujo de exhibir a los bancos. La secuencia muestra a Bonnie y Clyde practicando el tiro el blanco en una casa que ha sido embargada por el banco. Allí aparecen los antiguos residentes cargando natural resentimiento. Los intercambios de miradas y palabras son cotidianos, el paso de la desconfianza a la amistad es tejido con esplendorosa sencillez. Es un crimen que no veas esta conmovedora cinta. Si ya la viste, hazlo de nuevo. (Ab.)
Si te gustó esta reseña emocionada, compártela con tu cómplice.
Comentarios
Publicar un comentario