Bullitt - Peter Yates (1968)
Esta cinta se siente viva. Steve McQueen logra hacerte sentir su frustración de estar atrapado por un cabrón mentiroso, más hostil y peligroso que los mafiosos. Debido a la corrupción, sólo confía en dos personas y una está en el hospital.
No sabe si sus jefes lo protegerán o lo traicionarán. Pero gracias a Dios, no existían los teléfonos celulares. La gente debía bajarse a hacer llamadas con monedas y los taxistas eran chismosos. El primer fax ya había sido inventado y aparece en una escena que hoy parece de otro universo. Por cierto, es tan grande que parecía un minibar.
Si bien las escenas en coche refuerzan la sensación de peligro y se convirtieron en ejemplo a seguir, la persecución a pie dentro del hospital y en las pistas del aeropuerto, son igualmente emocionantes. La oscuridad tiene sentido y el monitor cardiaco es otra divertida joya de la tecnología del pasado. En las pistas, el ruido, el viento, la noche y los aviones son obstáculos reales, tan reales como la gente en la terminal.
La relación entre Bullitt y Cathy es necesaria para recordar que en el verano del 68 el amor estaba en el aire. No es cierto, es un detalle muy lindo. Igual que el trato entre Bullitt y el joven cirujano, igual que el paseo con Robert Duvall en el taxi. Sirven para hacernos notar que Bullitt tiene modales y trata con respeto a la gente. Tampoco yo había nacido cuando se estrenó, pero tiene mucha magia. (Ab.)
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