Barry Lyndon - Stanley Kubrick (1975)
Hay tres duelos importantes durante la cinta. El primero marca la infancia ya que el padre de Barry muere dejando a la viuda al cuidado del niño. El segundo marca la juventud, Barry reta al futuro esposo de su prima y el resultado lo obliga huir de casa y dar inicio a sus aventuras. El último, marca el inicio de la vejez.
Hay cuatro mujeres en la vida de Barry. La madre que está presente durante su infancia y su vida después de casado. La prima que le parte el corazón por primera vez dejando a Barry marcado para siempre. Lischen, una campesina que le da de comer, le enseña a disfrutar y lo deja partir. Por último, su esposa Lady Lyndon, a la que traiciona y luego intenta recuperar. No voy a contar cada detalle de la cinta ya que está llena de asuntos interesantes y esta reseña sólo tiene la intención de avivar tu curiosidad.
Barry careció de padre y pierde su hijo, sin raíces no puede crecer el follaje, su destino está marcado. Hay un par de hombres que suplen la figura paterna, John Quin y el Chevalier de Balibari. Ambos son hombres temerarios que apuestan. De ellos copia el hábito de jugarlo todo a las cartas. La vida de Barry copia el patrón: lo que fácil llega, fácil se va.
Del mismo modo en que Barry se enreda con Lischen sin cambiarle la vida, se casa con Lady Lyndon sin alterar su suerte, ni la de su hijastro. Los encuentros sirven para confirmar el destino que obtuvo al nacer. Ante la imposibilidad del cambio, sólo queda disfrutar el viaje. Carpe Diem.
Como en el cuento budista, en el que el viejo campesino nunca puede decir si lo que le sucede es fruto de la buena o mala suerte, y recomienda esperar antes de emitir un juicio; Barry es afortunado y feliz mientras renuncia al control y se conforma con reaccionar.
Barry se siente traicionado por su prima, la familia y su madre. Después descubre que Lischen es capaz de traicionar a su esposo que, como el gato de Schrödinger, puede estar vivo o muerto. Para cuando se casa con Lady Lyndon, ha perdido todo respeto por las mujeres. Y su madre, administrando su fortuna y preocupada por su estabilidad económica, sólo pone el último clavo al ataúd.
La herida en la pierna no es una casualidad. Los pies son la infancia, las piernas, la juventud; la muerte del padre y la herida de la prima nunca lo abandonan. La marca de Barry es la traición, la ajena y la propia. No puede evitarlo, está en su naturaleza. (Ab.)
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