The Wrong Missy - Tyler Spindel (2020)

La otra Missy está en Netflix. A pesar de que todo se siente un poco viejo y bobo, debo confesar que en un par de ocasiones me ganó la risa. Es difícil ver está comedia en la que cada detalle es exagerado y resulta un poco agotador si le pones atención y opones resistencia buscando errores. Sin embargo, lo difícil es reconocer que, al igual que Tim Morris, vamos por la vida sin saber exactamente qué queremos. Corregimos el rumbo todo el tiempo. Es decir, el humor de esta película insiste en mostrar que queremos ciertas cosas aunque realmente no las queremos. Vemos el mundo e imaginamos sería bueno ser buzo o ser jefe o tener ese coche o esa casa, pero nos conformamos con la fantasía porque es más segura que la realidad. Detrás de cada meta hay satisfacción y al mismo tiempo desilusión. El ejemplo más claro es la jaula de tiburones. Suena cabrón decir: nadé con tiburones. Suena aventurero, quizá peligroso. Pero la verdad es que no queremos nadar con tiburones. Queremos que los tiburones se conviertan en dóciles perros que nadan a nuestro alrededor. Si los tiburones se ponen agresivos y atentan contra nuestra seguridad, la diversión se anula.
¿Queremos o no nadar con tiburones? ¿Queremos o no que nuestro jefe nos ame? ¿Queremos o no tener un trío? ¿Queremos o no tener una pareja divertida? Cada experiencia debe ser light, debe estar bajo control, que no me engorde, que no me haga daño. Nadie quiere comer una pizza y pasar la noche vomitando. No queremos correr riesgos, no queremos perder, no queremos que nuestra vida cambie.
Quizá la película no es tan divertida o quizá es torpe en su factura, por encima es una bobada para apagar el cerebro.  Pero bien analizada puede tener algo más. No se trata sólo de un viejito idiota que encuentra el amor en una treintona alocada. Se trata de tomar la vida en serio. De trascender el miedo. De salir a la calle aunque en el radio y la TV no paren de chingar con: Quédate en casa. Vivimos espantados. Tenemos miedo al dolor y la muerte. 
La película es mala, dudo que su director haya querido dar un mensaje profundo, incluso dudo que entienda el humor  que presenta. Es decir, lo más bajo del filme es la mano sin dedos de Rob Schneider. ¿Es en serio? Así no luce una mano sin dedos. Les dió hueva invertir en un efecto especial o en conseguir a alguien con una mano herida o quizá les pareció políticamente incorrecto usar a alguien con una lesión.
Hay varias cosas que decepcionan. No hay química entre los actores. Lauren Lapkus carga toda la película y jamás luce guapa. Resulta decepcionante ver a Molly Sims convertida en una cougar. Resulta decepcionante que nunca aparezca Evander Holyfield. Resulta decepcionante que la trama sea predecible. La única sorpresa agradable es Jorge García. 
Pero no pude evitar reír con ganas en dos o tres escenas. Quizá un buen director hubiera podido sacar más provecho a las locaciones y los actores. Pero no creo que les pareciera sensato. Es una comedia boba, pero hasta en el humor se esconden verdades. Es un bodrio extraño que me hizo pensar. Quizá es una oveja envuelta en piel de lobo. (Ab.)

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