The Thing - John Carpenter (1982)

La cosa del otro mundo está en Netflix y es una maldita trampa. Para empezar es necesario decir que se trata de una adaptación de la versión de 1951, que no he visto y que a su vez es adaptación de un relato de 1938 de John W. Campbell Jr. titulado Who Goes There? Mi interés por La cosa nació de verla en el número 1 de un Top 30 de películas de terror. Reconozco que tiene algunas cosas valiosas y un montón de imaginación, pero ha envejecido muy mal. Esta película es excepcional porque no necesita de un personaje idiota para justificar la trama. De hecho, todos son razonablemente prudentes, algunos demasiado listos. Sin embargo, hoy se siente chafa y es difícil conectar con algo que luce tan mal, me refiero a los monstruos únicamente. Hay clásicos que después de años asombran por su construcción y desarrollo. En contraste, hay otros que han perdido todo el encanto de su juventud. En este caso, la realización artesanal de las cosas da un poco de pena ajena. El inicio es un platillo volador horrible. Pero justo después, se pone bueno, la secuencia del helicóptero persiguiendo a un perro es muy moderna y luminosa. Sin embargo, cuando las transformaciones aparecen, se nota el plástico y dan ganas de apagar el televisor. Los efectos especiales son tan malos que distraen.

La historia, en resumen, es que unos hombres, ¿científicos?, en la Antártida descubren algo congelado y lo rescatan. Entendemos que lo descubierto es un ser extraterrestre capaz de copiar cualquier ser vivo y reproducirlo. Piojos y pulgas incluidos. Cada célula de ese organismo es capaz de pensamiento, de modo que al multiplicarse puede copiar una estructura como un perro o un hombre y ademas ir preparando otro ser mayor o menor.

Aquí comienza lo chafa, la sangre ocupada por el alíen tiene la capacidad de generar un nuevo ser vivo. Es decir, a partir de sangre, sin necesidad de un ser completo, puede reconstruirse. Gracias a eso, los sobrevivientes se ven obligados a quemar los cuerpos y asegurarse de que ningún hombre lleve a la cosa en su organismo. ¿Es eso posible?  Yo creo que no. La cinta parece confiar en los instintos de Kurt Russell y Keith David.
El guión está bien armado, la desconfianza entre hombres es muy lógica y el poder cambia de manos conforme todo sucede. No causa miedo, pero la culpa es del plástico, no de la historia. Quizá Kurt Russell disfrazado de Jim Morrison coopera con la distracción. La realización incluso se cuida de no ser racista. Pero el resultado, se queda corto. No la ví cuando se estrenó, pero en 1982 estaba de moda E.T. El extraterrestre de Spielberg y el plástico era igual de chafa.

Vale la pena verla por cultura general, pero causa más asco que miedo. Lo mejor es el uso del color. Comienza en el blanco de la nieve que se mezcla con el azul del cielo y de la noche, brinca al rojo de la sangre y termina en anaranjados reconfortantes. Es como si la paz y la confianza fueran frías, pero el monstruo, la desconfianza y el peligro, son cálidos, incluso después de la posible eliminación de la amenaza, la calidez permanece.

No me gustó, pero no me arrepiento. Supongo que es posible hacer una buena versión de este filme, rescatando lo bueno y mejorando los efectos especiales. Viendo tantas películas de exterminio humano, pienso que tenemos muchos deseos de ser eliminados. Somos conscientes de nuestro efecto nocivo en el planeta y, en secreto, deseamos que algo tenga la capacidad de anular nuestros errores y dejar limpio el pizarrón. Pregunta: ¿No sería mejor corregir el rumbo? (Ab.)

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