Y les pegó el amor es el horrible título en español de este bobo filme francés que llega con un año de retraso a México. Creo que la traducción literal es mi pollito y que lo lógico hubiera sido titularla mi amorcito o mi gordito, pero eso es irrelevante. Desde hace un tiempo, los franceses han intentado imitar las comedias americanas y nunca logran un éxito completo. La epidemia del copiado está tan mal que Hollywood adaptó el magnífico filme francés Intouchables (2011) y usó a Bryan Cranston, Mr. Breaking Bad, para hacer The Upside (2017). En fin, la copiadera está de moda. Mon poussin no es exactamente una copia; aunque sí es un claro intento por replicar el éxito comercial de las comedias gringas. Y eso me obliga a pensar que al usar una receta para preparar un platillo lo lógico es seguir todas la indicaciones.
Los franceses se niegan a ceder y por ello sus comedias no logran el efecto esperado. Los actores parecen gente normal, sus protagonistas no son los más guapos del país, y aunque eso se agradece, también afecta la recepción de sus filmes. De igual modo, su fotografía no tiene la saturación y luminosidad de la fotografía de hollywoodense y la selección musical siempre resulta extraña para nuestros oídos. En resumen, quieren usar la receta pero conservar su sabor.
Eso pasa en Mon poussin, divierte pero se queda corta. Hacen un buen anuncio publicitario de París, uno malo de Estrasburgo y una crítica social tibia al concepto actual del amor y familia.
Thomas Solivérès hace un buen trabajo al igual que Isabelle Nanty y Pierre-François Martin-Laval, sobre ellos tres recae todoterrenos el filme. Manon Valentin es desaprovechada y Leslie Medina no hace gran cosa.
El humor es el más simple del mundo, pasa por las bofetadas y los pastelazos. Si vas al cine pasarás un buen rato y quizá rías un poco. Si puedes esperar a que Netflix lo suba o encontrar el modo de verlo en tu casa, lo disfrutarás más. (Ab.)
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