Belzebuth - Emilio Portes (2017)
Hace un par de semanas llegó al a cartelera de la Ciudad de México, la película Belzebuth. Basta el cartel o el nombre para saber que es una película de terror. Suponía que era mala. Sin embargo, me daba curiosidad el nombre satánico y el hecho de que actuara Joaquín Cosío. Fue mediante la crítica de Fernando Solorzano en Letras Libres que decidí animarme a verla. Si ven ese video, notarán que ella analiza la diferencia entre clichés, referencias y convenciones de género. Ese análisis implicaba que se trataba de una película compleja y con un nivel de calidad por encima del promedio. Asistí a la sala del cine con cierta reserva. En la primera escena un policía municipal y su esposa se estrenan como padres. Los encuadres me parecieron extraños, el tinte de pelo de Joaquín muy deficiente y las actuaciones muy acartonadas. Ya me estaba arrepintiendo de haber pagado el boleto, cuando comenzó una secuencia tan violenta, alocada y políticamente incorrecta que no podía moverme. Un par de masacres más lograron destruir todas mis dudas. Es un guión valiente, no apto para mojigatos. No todos es maravilloso en este filme. Hay pequeños desajustes o errores, por ejemplo: en la escena de la alberca es evidente que algunos podrían haberse salvado con echarle un poquito de ganas. No obstante, la sola idea de un asesino sobrenatural de niños y el hecho de dejar buena parte a la imaginación son grandes aciertos. Si no te emocionas viendo estos asesinatos, búscate el pulso y visita a tu cardiólogo.
La película arranca con fuerza y se mantiene en ese tono cabrón. Obviamente hay secuencias mejores que otras pero el resultado es mucho mejor de lo que yo había imaginado. En una de las escenas, el susto me hizo saltar de la butaca.
Lo mejor es que el guionista o el director han visto mucho cine y ajustan cosas que en otras películas fallan, además utilizan la tradición católica (incluido el Vaticano) y para armar el la trama. La escena del Jesucristo poseído me pareció magnífica y en algunos momentos me hizo pensar en el María y José huyendo en el desierto.
Obviamente, uno se tiene que tragar muchas convenciones del género, es decir, si no crees posible la existencia de Dios, tampoco puedes entender que exista un demonio, y si no crees que Cristo es el hijo de dios, pues toda la película se cae. Lo mismo pasa si consideras idiota la posibilidad de vender el alma al Diablo, las posesiones diabólicas o que los demonios demuestren su poder elevando camas en el aire en lugar de soltar sus cadenas. Obviamente todo eso no resiste un análisis lógico, pero forma parte de los elementos con que se construyen este tipo de películas. Hay otros detalles inverosímiles que pertenecen a las películas de héroes y villanos. Los malos siempre platican que van a hacer en lugar de hacerlo, la cosa es que deben darle tiempo al héroe para salvar el mundo.
Cosío hace un gran trabajo, es en parte el típico policía nefasto y prepotente que utiliza amuletos y protecciones; en parte el tipo duro que no cree en nada; y también es un tipo común y corriente que se muestra vulnerable.
Desde Cronos (1993) que no veía una película mexicana de miedo que me asustara. Si quieren ver cine nacional vean esta película y no los bodrios pseudo cómicos que se producen por docena. (Ab.)
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