McQueen - Ian Bonhôte & Peter Ettedgui (2018)

McQueen es un filme documental, realizado con material de archivo, sobre la vida del diseñador Lee Alexander McQueen, con énfasis en los momentos importantes de su carrera, mostrando algunos desfiles, su relación con la editora Isabella Blow y su paso por la casa Givenchi. Si no te gusta la moda o no te interesa el diseño, hay otras razones para ver este filme. La primera y más importante, descubrir que McQueen utilizaba su trabajo como terapia para exorcizar sus dolores y miedos; el artista vertía sus emociones en sus vestidos. Dos, lo importante que resulta la puesta en escena en los desfiles de modas. El diseñador dedicaba buena parte de su esfuerzo a convertir la pasarela en el estreno de una obra de teatro que transmitiera emociones. Una razón extra sería ver a las modelos que lo rodearon y sus largos cuerpos. 
Debo decir que la primera parte del documental me pareció muy interesante porque Lee, así lo llaman, a pesar de ser hijo de un taxista, a los dieciséis decide dejar la escuela y entrar a trabajar como asistente en un taller de costura. En otras palabras, McQueen descubre su interés muy temprano y pone todo su esfuerzo en aprender. No en ganar dinero, en aprender su oficio. De hecho, el tipo invierte todo su dinero en montar desfiles y saliendo de ellos apenas tiene dinero para comer. De ese tamaño fue la determinación del artista. 
La segunda parte no es tan interesante, sus últimos años no son tan interesantes, sobretodo por que los relata Sebastian Pons, un español que fue su empleado y mascota. Lo dice él, no lo digo yo.
El documental es entretenido y educativo pero su principal valor radica en mostrar que pasar ocho horas diarias o más tras un escritorio es ridículo. La vida de McQueen parece excepcional comparada con la de un Godinez, yo he sido uno. Pero, el sistema insiste en mantener a la población sentada dejando escapar la vida. Claro, puedes pasar así tu existencia, domesticado, formando parte de la masa consumidora o puedes intentar hacer lo que te gusta y sacrificar todo por esa meta que te hace sentir vivo. Aunque para hacerlo, antes necesitas descubrir qué te entusiasma. 
Parte del problema radica en que, antes de descubrir nuestra vocación, el sistema ya está en marcha y nos acostumbra a estar sentados en la escuela recibiendo información sin utilidad práctica evidente. Es decir, además de leer, escribir y sumar, un niño no aprende nada importante en la primaria. El sistema educativo es una trampa, el primer mecanismo para uniformarnos y controlarnos. 
Las escuelas, al menos a las que yo asistí, se parecían demasiado a las cárceles. Meeeee, meeee. Urge cambiar las cosas. Es necesario tener objetivos prácticos y aprender lo necesario para cumplirlos. (Ab.)
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