Los miserables cuenta un par de días en la vida del policía Stephan Ruiz. Un hombre de unos 35 años que recientemente se mudó a París y que es parte del equipo de tres que vigila el municipio de Montfermeil en la zona conurbada de la capital francesa. El sitio está repleto de edificios multifamiliares en los que viven inmigrantes negros que profesan el Islamismo, pero allí también viven los policías. La cinta explica que fue en ese lugar donde Victor Hugo escribió "Los miserables". La idea es que Ruiz es el nuevo y su equipo formado por Chris y Gwada, no lo reciben con los brazos abiertos. El jefe del equipo, Chris, es blanco, calvo, chaparrón, machista, de esos mamaditos de gimnasio muy acomplejados y prepotentes. Por el contrario, Gwada es alto, delgado, negro y relajado. E intenta minimizar la agresividad del jefe. Chris desconfía de Ruiz, lo piensa un delator o un santurrón. En los primeros minutos el filme da muchísima información así que es mejor ir bien despierto. Los multifamiliares tienen un jefe informal al que llaman el alcalde, un hombre alto y violento que se encarga de resolver los problemas entre los comerciantes de la zona. Hay un mercado ambulante y muchos negocios informales que pelean por el espacio. Para empeorar las tensiones hay un circo de gitanos en la zona y está haciendo mucho calor.
Es normal que con el calor los delitos de sangre aumenten, así que la policía ya sabe que no tendrá una temporada fácil. Un niño casi adolescente de nombre Issa, que ya ha sido detenido en otras ocasiones, roba un cachorro de león a los gitanos y la guerra está a punto de comenzar.
El equipo de Chris detiene la pelea entre grupos étnicos y se compromete a encontrar al cachorro y devolverlo a su dueño. Para la cinta, lo importante es formar un ambiente muy tenso. No hay inocentes, todos son culpables.
Mientras absorbes la información, resulta evidente que París no es sólo los Campos Eliseos. Te das cuenta que la pobreza que muestra es muy diferente a la de México. Es una pobreza relativa que permite a un niño tener un dron, pero que no resuelve el hacinamiento, la mugre y el descuido en que viven los niños.
La película parece perseguir un conflicto que está vivo y que se transforma para no dejarse atrapar. Los problemas se convierten en otra cosa y sus manifestaciones son, hasta cierto punto, inesperadas. Es decir, todo es lógico desde un punto de vista animal y soberbio, pero analizado con la razón los conflictos debieron solucionarse antes de llegar tan lejos. El asunto pasa por la representatividad. Es decir, los representados no se sienten atendidos ni escuchados.
¿Qué significa ser civilizado? ¿Qué significa la autoridad y cuáles son sus límites? ¿Hay autocrítica? No hay nada, los miserables del título creen que no tienen nada que perder y están dispuestos a todo. Lo único importante es la venganza. Hay un odio acumulado más grande que los hechos, la razón no existe.
La película es un microcosmos que muestra la realidad humana. Los hombres somos simios enojados y si carecemos de opciones, matamos aunque nos cueste la vida. Sin el derecho, sin la justicia, sin equilibrios, la ley que rige es la del más fuerte, salvaje e inteligente. La Francia de hoy es una bonita ficción que se sostiene con alfileres. (Ab.)
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