Ikiru - Akira Kurosawa (1952)

Para cumplir la promesa de reseñar un filme japonés por semana con motivo de los Juegos Olímpicos de Tokio, volví a apoyarme en la obra de Kurosawa. "La burocracia es el arte de hacer imposible, lo posible", eso dice la definición popular. Ikiru - Vivir es un filme que muestra con crudeza uno de los vicios que caracterizan a la burocracia alrededor del mundo. Yo trabajé muchos años en el gobierno y soy testigo de que algunos servidores públicos desconocen las tareas que deben cumplir y cuando reciben un caso complicado intentan que lo resuelva alguien más. También comprobé que, si algo sale bien, todo el mundo quiere una medalla; y cuando algo falla, todos niegan su responsabilidad. Gracias a Dios, hay casos, pocos, en los que un equipo acepta retos y los resuelve adecuadamente. Pero son casos excepcionales. La película retrata la regla general y también la excepción. La burocracia está hecha para aparentar que trabaja y cuando trabaja es debido al interés personal de un funcionario. Si bien la historia se centra en el servidor público Watanabe, su enfermedad terminal y la misión que se impone, la cinta no se conforma con eso. Entre líneas muestra que la vida no tiene sentido. Es necesario que cada ser humano encuentre el propio y sólo así podemos ser felices y sentirnos satisfechos con el día a día. 
Vivir la vida no es trabajar y dormir, tampoco es dejarse arrastrar por los placeres cotidianos, vivir la vida es escoger una misión y realizarla. Si tú tienes otro modo de ser feliz, por favor compártelo con la humanidad. 
Dicen que el miedo a la muerte es natural al ser humano. Yo creo que nadie tiene miedo a morir.  La gente tiene miedo a vivir, a ser lastimado, a perder, a ser olvidado, al infierno, a desperdiciar la vida, a ser intrascendente. Hasta dónde yo sé, nadie ha vuelto de la muerte dos años después para decirnos que hizo esos dos años. Claro que hay los que son declarados clínicamente muertos y vuelven sintiéndose iluminados. Pero eso, aunque se parece a la muerte, no es morir. La muerte es irse y no volver.
Aquel que encuentra su misión y la cumple no se preocupa por la opinión de los demás, no se compara con nadie, no necesita llenar su vida con objetos materiales ni con placeres. Evidentemente, dar con tu misión no es fácil. Watanabe tiene que verse arrinconado para despertar. 
El filme, aunque se supone está inspirado en "La muerte de Iván Ilich" de Tolstói, hace referencia expresa al "Fausto" al  mencionar a Mefistófeles y su avatar de perro negro, además de incluir un recorrido guiado por todo tipo de antros en los que se baila mambo antes de encontrar a Margarita.  
Debo confesar que, a diferencia de otras películas de Kurosawa, ésta tiene momentos en los que parece perder el rumbo y eso me hizo pensar que le sobran unos diez o quince minutos. Aunque está no es de mis favoritas, me parece muy interesante el fondo filosófico y la dura critica a la burocracia. 
Tres momentos me gustaron mucho. Uno cuando se entera de su enfermedad terminal al escuchar la descripción de los síntomas. Otro cuando va metido en sus pensamientos y la película hace silencio, hasta que en la calle lo despierta el ruido de la ciudad. Y uno más cuando descubre las piernas de su compañera de trabajo y sus medias rotas. Vale la pena, que no te intimide el blanco y negro, ni la edad del filme. (Ab.)
Si te gustó esta reseña godinezca, compártela con un servidor público.


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