The 9th Life of Louis Drax - Alexandre Aja (2016)

La maldición de Louis Drax, disponible en Amazon, tiene la gracia de incluir a Aaron Paul y quizá es lo mejor en ella. El protagonista de la historia es un niño que ha sufrido una curiosa serie de accidentes casi mortales. La cinta comienza con el noveno. En esa ocasión, él y su padre caen por un acantilado. El padre desaparece y el niño es encontrado muerto pero revive un segundo antes de la autopsia. El médico, Allan Pascal, interpretado por Jamie Dornan, es especialista en el estado de coma y se dedica a atender al mocoso. Sin embargo, al ver a la madre del paciente, comienza a desarrollar todos los síntomas de la urgencia de penetrarla. La señora considera las buenas intenciones del doctor por dos nanosegundos y se dedica a engatusar al tipo, sabe que su marido debe estar muerto y le parece buena idea sustituirlo con un doctor. Además la policía cree que el padre boxeador lanzó al niño al mar y lo consideran fugitivo.

El matrimonio del médico truena como ejote y se confirma la muerte del esposo de la rubia Natalie. La calentura del médico y la doñita es tan perra que consiguen una habitación sin costo en el hospital para aplicar el chacachaca sin abandonar al paciente. El psicólogo del niño es requerido porque quizá sepa algo o brinde pistas de qué carajos pasaba para que el infante tuviera un accidente por año.

La cinta explota más la tensión sexual que el terror pero la pasé muy divertido porque el romance entre el doctor y la rubia indefensa es ridículo y todos sabemos que a Mr. Dornan sólo lo llaman para limar asperezas. 

La cinta nunca decide si es de intriga, de fantasía, de eventos paranormales, de seducción, de sexo o una comedia. No te la tomes en serio y te divertirás. Si esperas algo serio no podrás terminarla.

Sarah Gadon no me parece guapísima y creo que la detective (Molly Parker) le roba cámara. Jamie Dornan debería de darse vacaciones y raparse o usar anteojos o ir a clases de actuación porque da más flojera que Oliver Platt sentado en pantuflas  soportando  con buena cara las tonterías del chamaco.

Aaron Paul no tiene razón para querer a su hijo, menos para protegerlo y pasa más tiempo como "monstruo marino en las profundidades del océano" que como boxeador padre putativo del niño loco. No sé por qué acepta personajes tan malos. Si te crees capaz de disfrutar de un churro, dale play. (Ab.)

Si te gustó esta reseña que no distingue entre Jacques Cousteau y Guillermo del Toro, sé generoso y compártela.