King Richard - Reinaldo Marcus Green (2021)

Esta buena película se mantiene amarga nivel dios del viejo testamento, para regalarnos un final dulcísimo. Y no podía ser de otro modo. Sin importar lo humilde de tu origen o tu pose de pobre que desconoce los deportes de ricos, has escuchado miles de veces los nombres de Venus y Serena. El mundo sabe que las hermanas Williams triunfaron y rompieron el cascarón blanco del tenis. Así que no sería lógico contar una historia sin dificultades. El director lo sabe y usa el mismo mecanismo de Hambre de Poder (2016). El éxito de Ray Kroc es evidente porque el mundo reconoce la marca McDonald's. Aquel filme  se dedicó a observar con lupa el feo carácter del genio para contrastarlo con sus logros profesionales. King Richard hace lo mismo. Revisa a Richard Williams y exhibe cada aspecto negativo. Sólo gracias al enorme éxito de sus hijas, es posible soportarlo por dos horas y veinte minutos. Los héroes son así. Un aspecto es su vida personal y otro, muy diferente, su trabajo. Si queremos conservar nuestra admiración no debemos mezclar el talento divino con los pies que tocan la tierra. 

Richard Williams es parlanchín, controlador, abusivo, resentido, sabelotodo, fanfarrón, terco, mañoso, egoísta y macho al tiempo que es inteligente, seguro, trabajador, disciplinado, estudioso, precavido, protector, motivador, ambicioso, paciente, cariñoso y honesto. Todos sus defectos pueden ser tomados como virtudes y viceversa, no existirían unos sin los otros. 

Es necesario decir que Richard es desagradable, así que cuando la liga se estira demasiado, para darnos un respiro, la cinta incluye a su esposa como contrapeso; las enormes y bellas sonrisas de sus hijas; o al paciente y optimista Rick Macci. 

Además, el guión le permite que el odioso Richard suelte algunas perlas de sabiduría. Los humanos perdonamos todo a quienes logran el éxito. Richard tiene su filme porque sus hijas triunfaron. Ahora puede alardear de un éxito que no construyó sólo, nadie es una isla.

La película da bandazos para no aburrirnos y cae en el cliché de incluir, al final, textos explicativos así como películas de archivo para que salgas del cine en un viaje de dulce felicidad fantástica. Lo más difícil de tragar es que las niñas nunca dudan de su talento, quizá hay sólo un par de escenas en que se cuela un ligera duda sobre el éxito futuro. No creo que el asunto haya sido así, pero Hollywood conoce su negocio.

Cada detalle fue cuidado, me refiero a la música, el vestuario, los peinados y los coches. Pero, destaca la actuación. Las  actrices Saniyya Sidney y Demi Singleton que dan vida a las hermanas son geniales, Aunjanue Ellis que interpreta a la madre se come la pantalla y Jon Bernthal, aunque tiene una peluca fatal, es magnífico. Will Smith me parece el menos lucidor pero hace buen trabajo. Si te gustan las películas de superación personal, esto es para ti. (Ab.)

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