Delicatessen - Marc Caro & Jean-Pierre Jeunet (1991)


DELICATESSEN  es un filme de esos que te marcan. Quizá hoy no sea tan impresionante, pero en 1991 fue un trancazo. Sin necesidad de explicaciones presenta un futuro en el que todo va mal: hay una espesa niebla amarilla y terrosa que cubre todo, la gente evita salir a la calle, 
la mayoría se alimenta de granos o aquello que pueda cultivar en el hogar y la carne es un lujo escaso. Un hombre llega a una carnicería en busca de trabajo. En el edificio en que se encuentra el negocio vive una comunidad excéntrica que incluye una aristócrata suicida, un par de fabricantes de juguetes, un viejo que se mantiene comiendo ranas y caracoles, una vieja y un parte niños cabrones. El recién llegado, Louison, trabajaba en un circo y tenía gran éxito con su socio Livingstone, hasta que la gente se lo comió. Él no odia a los culpables, dice que son gente buena y que la situación los obligó a tal crueldad. Él es feliz haciendo su trabajo y comienza a tejer una historia de amor con la hija del carnicero. Sin embargo, los vecinos tienen un secreto que hará imposible ese romance.

Quizá sea indebido revelar más de esta cinta, pero lo rico es la realización. Todo tiene ángel, todo parece extrañamente alegre y divertido, todo es exuberante y creativo. Si bien el tema  es una crítica mordaz a nuestra realidad, lo cierto es que el filme hace soñar. 

La música y los programas de televisión que continuamente aparecen tienen encanto y refuerzan el tema de que todo tiempo pasado fue mejor. Quizá el filme sea una advertencia de que si seguimos por este camino terminaremos muy mal.

La casa es nuestro mundo. Hay pobres y ricos, el poder lo tienen los más violentos, hay organizaciones subversivas bajo tierra pero sus integrantes no son proclives a la violencia. Hay poesía en todo a pesar de lo aterrador de la vida diaria. Aunque la historia es pura fantasía, la metáfora está allí. EL hombre es el lobo del hombre.

Las secuencias están llenas de magia, las mejores son creo cuando el carnicero tiene sexo mientras los vecinos llevan el ritmo en sus actividades y la de la inundación. Ahora que lo pienso, Paddington (2014) copia esa secuencia. Claro que este filme es más realista, así que, aunque cómica, tiene una carga dramática. Una película indispensable para los amantes del cine. (Ab.)

Si crees que la carne humana tiene un sabor semejante al de la carne de cerdo, comparte esta reseña.

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