Di qiu zui hou de ye wan - Gan Bi (2018)

La Cineteca Nacional presenta, como parte del 39 Foro Internacional de Cine que comienza el 28 de junio, un filme alucinante: Largo viaje hacia la noche. Si leíste Pedro Páramo ya llevas medio camino andado. Un hombre vuelve a su pueblo y el tiempo circular abre su puerta para licuar sueños, fantasías y recuerdos. Pasado y presente dejan de existir y la vida se convierte en una madeja enigmática. No creo haber entendido todo lo que muestra la cinta. Necesito verla otra vez para poder descifrarla. Pero hay algunas cosas claras: los relojes son símbolos de la eternidad; la vida humana es efímera; las manzanas curan la tristeza si te comes el corazón; la lluvia y las lagrimas no son la misma cosa, las toronjas son difíciles de conseguir. Aunque lo anterior suene bobo, quizá no lo sea tanto después de ver la película. Las verdades de perogrullo ocultan secretos en la superficie. 
La cinta es un viaje en el que Tarkovsky aparece una y otra vez y quizá eso no te interesa. Quien no conozca al director ruso no sabrá que el vaso ha caminado antes y que la luz ya ha sido transportada. Pero tendrá la oportunidad de descubrirlo. Gan Bi logra esculpir el tiempo y lo que crea es una cinta de moebius. 
Las paradojas están siempre presentes, adentro es afuera y lo que en apariencia son mentiras, en realidad son recuerdos que son sueños que son deseos que están en un libro que es un filme que se mira a sí mismo.
Suena muy complicado y lo es, tanto como la vida. Si pretendes usar tu inteligencia te quedarás afuera, la idea es dejarse llevar por la belleza de las imágenes y aceptar que un camión es un juguete, que siempre quisiste jugar Ping-pong con tu hijo y que un hechizo puede hacer girar una casa. 
La vida es un misterio hecho a la medida de cada circunstancia. Quizá sea el beso la única llave capaz de abrir el corazón de la manzana y descubrir la verdad sin que volarnos la cabeza.
Evidentemente, esta película no es para todos. Su pausa, su música, su oscuridad y su violenta fantasía compacta, arrojará de la sala de cine a más de uno. Cuando el personaje utilice sus lentes de 3D y tú hagas lo mismo, la frontera entre lo real y lo cinematográfico quedará rota.
Deseo que todos vean esta cinta y encuentren en él a sus muertos y a sus vivos. Si no lo logran, al menos habrán pisado en otro mundo y volverán agradecidos cuando las luces de la sala de cine se enciendan. (Ab.)

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