Some Like It Hot - Billy Wilder (1959)
Una Eva y dos Adanes es el extraño título que decidieron ponerle a esta divertida comedia en la que participa Marilyn Monroe. El filme está sólidamente construido, no hay cabos sueltos, todo tiene una razón y las situaciones son siempre congruentes. Lo primero que llama la atención es que al menos durante los primeros diez minutos no vemos a Marilyn. La película dedica este tiempo a presentarnos el contexto social y los personajes. Ambientada en Chicago en la época de la prohibición, dos músicos que trabajan en clubes clandestinos y gastan todo su dinero en apuestas con la esperanza de salir de pobres. La pasan tan mal que incluso empeñan los abrigos. La situación se complica cuando son testigos de un crimen. Para conservar su vida, este par de amigos aceptan un trabajo que los aleja de los peligros de Chicago a pesar de que deben fingir ser lo que no son. Marilyn es el último empujón que los convence de tomar la aventura. La curvilínea rubia boba los engancha y partir de ese momento todo es diversión.
Marilyn siempre me ha gustado. No sé si la primera vez que la ví fue en Niágara (1953) o en Bus Stop (1956) pero desde ese momento quedé cautivado. Su voz, su sonrisa, su mirada y su actitud me parecieron la bomba, era una coquetería sana a la que no es posible resistirse.
Hoy las mujeres tienen otro estilo y los cuerpos que Hollywood muestra como ideales de belleza son diferentes. Pero Miss Monroe tenía un carisma especial y una vibra súper femenina que parece olvidada. Para ser femenina no basta un cuerpo bello, es necesaria una actitud y unos modales que se están perdiendo.
La película no depende de Marilyn, Tony Curtis y Jack Lemon también son leyendas y sobre ellos recae casi todo el peso de la película. Tengo la impresión de que cualquier otra actriz guapa hubiera podido reemplazar a la Monroe sin que ello afectara la diversión.
Evidentemente Marilyn aporta mucho más, tan sólo su nombre garantiza audiencia. Pero mi intención es hacer notar que la comedia está tan bien armada que la diversión no depende de una figura y hoy sigue siendo divertida.
Seas admirador de sus protagonistas o no, vas a pasar un buen rato. Este filme, como Nosferatu (1922), me convence de que no hay nada nuevo bajo el sol. Una maravilla con casi sesenta años. Si no la han visto, deberían buscarla. (Ab.)
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