La Strada - Federico Fellini (1954)

La Strada es un filme clásico que muestra su grandeza sin payasadas. En él están todos los elementos que Fellini utilizará en otras películas. No falta la Iglesia y su festejo, el carnaval, el espectáculo y la risa, no faltan el existencialismo, la soledad, ni el destino. La historia puede ser leída desde una perspectiva simple, en la que solamente vemos a una pobre mujer inculta que es vendida por su madre y se ve atrapada en un mundo en el que es utilizada por un hombre que no la respeta. O puedes echarle un poquito más de ganas y darte cuenta que estos personajes son símbolos. En ambos casos la cinta funciona y resulta entretenida e incluso divertida. Nunca se siente vieja ni lenta. Lo mejor, puedes encontrarla en YouTube. 

En mi opinión, Gelsomina, interpretada por Giuletta Masinna, representa al pueblo, a la gente que moría de hambre en Italia. Zampanò, el rol del hombre fuerte hecho por Anthony Quinn, representa a los políticos, él es la promesa de una vida mejor, es el patrón explotador que te libera del pasado rompiendo cadenas inútiles. Gesolmina deja a sus padres y entrega su vida y su trabajo a alguien que la humilla y le saca provecho a cambio de un par de zapatos y salir del pueblo.

Por otra parte está el loco, Richard Basehart, el verdadero artista, el filósofo, que sabe de que se trata el juego y no puede evitar burlarse del gorila.  Al tiempo que muestra lo ridículo del acto de Zampanò, le abre los ojos al pueblo. Todos tienen una función en este mundo, incluso la piedrita. 

Pero el pueblo no está listo para otra cosa. Siente lealtad y temor por alejarse de su dueño. El resto es quizá pura fantasía, morirán los artistas y el pueblo y sólo entonces los políticos tomarán consciencia de sus actos.

Es una tragedia, pero una tragedia muy dulce en la que la poesía fluye. Lo más rudo de todo es que las cosas no han cambiado nada en más de 60 años. El hombre sufre de una ingenuidad o un infantilismo crónicos que lo llevan directo a su autodestrucción. Urge un cambio, una toma de consciencia. No se la pierdan. (Ab.)