Portrait de la jeune fille en feu - Céline Sciamma (2019)

Retrato de una mujer en llamas está en cartelera y me causó mucha alegría, quizá por ver que los cines ya están funcionando a pesar de la campaña de miedo, quizá porque es un estreno que se retrasó meses. La historia está dividida en dos partes. La primera en que una pintora debe realizar un retrato sin que la retratada pose ni sospeche que está siendo pintada. La segunda es una historia de amor, una versión retorcida de la leyenda de Eurídice y Orfeo. (Es necesario conocer esa historia para entender cómo se adapta. Eurídice y Orfeo están enamorados y se van a casar, pero el día de su boda un fulano se la quiere robar y ella, al escapar, pisa una serpiente que la muerde y la mata. Orfeo viaja al infierno para recuperar a su amada y con su lira vence convence al barquero Caronte de cruzar la laguna Estigia, al can Cerbero de abrir las puertas del infierno y al dios Hades de recuperar a su amada. La condición que pone Hades es que no mire el rostro de Eurídice hasta que hayan salido de los infiernos. Obviamente, por ser mitología griega, Orfeo la mira antes de salir y ella se queda en los infiernos.) Las protagonistas leen una parte de esta historia en la cinta.

Lo que hace interesante a esta cinta no es sólo lo que cuenta sino cómo lo presenta. La fotografía es dulcemente sabrosa, no empalaga. La playa que escoge es interesante y bella. La música. Las actuaciones, a pesar de que Adèle Haenel es ajonjolí de todos los moles y me cae mal, son entrañables. Noémie Merlant es guapísima y fuerte. Luàna Bajrami es la nota cálida, la mujer normal que tiene secretos.

Hay secuencias muy significativas. No sólo la del aborto, también la reunión de Wicca con los cantos alrededor de la fogata. Un espíritu de comunión femenina se hace sentir en todo el filme. Además hay una reflexión sobre el arte de la pintura. No basta dibujar bien y que el retrato coincida con la imagen de la persona, una buena pintura debe transmitir la presencia del modelo. 

Yo no creo en los amores que se sacrifican, me caen mal. Pero este filme sabe contar su historia y aunque de pronto parece que no sucede gran cosa, cada escena es importante. Por ejemplo, el momento en que Marianne (Orfeo) toca en el piano (no sé si es un piano) las cuatro estaciones para Héloïse (Eurídice) o el fuego en el vestido, o la explicación sobre la música de orquesta o el fuego en el retrato inacabado.

Carajo, está película emociona y convence. Esta llena de detalles y mientras los recuerdo me gusta más. Si te da miedo ir al cine consíguela pirata. Este es el estreno que pone fin a la campaña de miedo y recuerda lo valioso de la interacción humana. (Ab.)

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