Akahige - Akira Kurosawa (1965)

Barbarroja no es un filme de piratas, es la última película que filmó Toshirô Mifune con Kurosawa y se nota el cansancio. Siempre digo que las películas de este director son muy buenas, pero ésta me aburrió. La cinta dura tres horas y cinco minutos, tiempo en el que la historia central da pie a otras historias, todas súper dramáticas que sólo tienen la finalidad de lograr el cambio en la actitud de novato. Aunque la cinta hace crítica social, las historias están contadas en un tono que fastidia. Por eso pensé que quizá Kurosawa estaba cansado de dar mensajes de manera sutil y ahora explicaba sus ideas de modo tosco. El personaje principal es un médico que estudió en el extranjero y que tiene, como todos cuando somos jóvenes, una idea de sí mismo que no corresponde con la realidad, es decir, se cree el más chingón del mundo. El joven médico desea estar a cargo de la salud del sogún (sí, así se escribe en español), pero lo mandan a un hospital rural precario que aun así parece mucho mejor que cualquier  hospital público mexicano, porque en el filme les dan ropa, alimento y los cuidan como si fueran sus hijos.

El caso es que el médico debe: 1) sostener las piernas a una mujer que tiene los intestinos fuera mientras la suturan y se desmaya; 2) presenciar la muerte de un viejo y apenas no lo logra; 3) curar a una mujer y termina enfermo. En pocas palabras, el tipo fracasa para conseguir un poco de humildad. 

Las historias complementarias insisten en que toda enfermedad física se origina con un malestar emocional, de consciencia, espiritual o como lo quieras llamar. Por lo tanto, es necesario conocer la historia del paciente para poder curarlo.

La película dedica tres horas a explicar que a dónde va la cabeza, va el cuerpo. Es decir, si te sientes culpable, por lo que hiciste o por lo que permitiste que sucediera, vas a enfermar. En la medida en que te aferras al pasado, destruyes el futuro.

Creo que la idea de Kurosawa era mostrar la importancia de que el gobierno y la sociedad pongan atención y destinen recursos a los servicios médicos y a la salud mental. Sin embargo, cuando termina la cinta, dan ganas de quemar el hospital con todos adentro. En mi cabeza sonaba una y otra vez el dicho: "no metas dinero bueno al malo".

Cierto, odié la película, seguramente influyó que esperaba otra obra maestra y me encontré con un decepcionante atado de telenovelas. Una muestra más de que no todos los trabajos de los genios son obras maestras. Pero no me hagas caso, hay romance, acción y sanación.(Ab.)

Si te gustó esta negativa reseña, llévala al médico.

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