Billy Elliot - Stephen Daldry (2000)

Billy Elliot es conmovedora y está en Netflix. Este filme puede resumirse de modo sencillo: un niño inglés, hijo de un minero aficionado al box, estudia ballet. Esa es la trama pero contarlo así es robar toda la vida de esta cinta. El diablo está en los detalles. La primera escena es Billy saltando en la cama, en cámara lenta, mientras suena Cosmic Dancer de T. Rex. La letra dice: "Salí bailando de la matriz. ¿Es extraño que bailara tan pronto?" Con eso basta para sentir escalofríos. Después veras a Billy bailar sobre el cuadrilátero y ser derribado por una distracción. El niño quiere seguir los pasos del padre en el box, incluso presume de ser bueno pero la realidad es otra. El ambiente recuerda la misma tristeza fría de The Full Monty (1997). Todo es frío y gris. Los mineros están en huelga, es 1984, Margaret Thatcher está en el poder, hay crisis económica, son tiempos difíciles. Un personaje explica que el precio de venta del carbón está por debajo del costo de extraerlo. El gobierno paga esquiroles para no parar la producción. Los niños no son ajenos a los problemas pero deben asistir a la escuela. Pagan 50 centavos por lección, los niños de box o las niñas de ballet. Las clases de danza entran al gimnasio por una casualidad y Billy siente curiosidad.
El único hombre en la clase es el pianista. La maestra nota la curiosidad e invita a Billy. Las zapatillas son el gancho. A donde va la cabeza va el cuerpo. La música es el único placer al alcance de Billy. Su baile no tiene interés sexual, es pura expresión de alegría. Billy no baila salsa para tener pretexto para poner sus manos en las caderas de alguien más. Billy vibra. Bailar es pura libertad de expresión para él.
Billy conoce los prejuicios de su padre y su hermano, por eso mantiene sus lecciones de Ballet en secreto. No sólo existe la idea de que el ballet es para afeminados, también es cosa de ricos. El nuevo interés de Billy no corresponde a su clase social. Muestra de ello es que su maestra no vive como él y que para estudiar las posturas debe robar un libro. El interés tiene pies. Ningún obstáculo se convierte en impedimento.
La madre de Billy está muerta pero se transforma en inspiración y apoyo. La abuela que vive con ellos y ya tiene un poco de demencia senil, también apoya a su manera. La maestra es pura fe y técnica. El hermano, aunque no se interesa por el ballet, es proveedor de la música que Billy escucha, entre ella I Love to Boogie, también de T. Rex.
Su amigo Michael y la niña Debbie son el apoyo emocional  y  el despertar sexual. El obstáculo más grande es el padre. Es él quién no entiende el interés de Billy y quizá por eso los momentos más emotivos son entre ellos. Su decisión no implica sólo permitir las lecciones, implica romper la huelga que le brinda identidad.
Si bien Billy encuentra problemas en el camino, el corazón de la película es el personaje del padre que desecha sus prejuicios y deja de pensar en sí para respaldar a su hijo. Incluso reclama el derecho de llevarlo a la audición y después muestra respeto al esperarlo para que abra la carta que contienen el resultado de la entrevista. 
Billy Elliot es una historia simple pero llena de emociones. El final feliz es un espejo evidente del inicio. Los cambios son la música de Chaikovski, el escenario y la edad. Pero la libertad y la alegría son las mismas. Bailar es una celebración. El padre ya no se avergüenza, se sienta a mirar el arte de su hijo y se llena de orgullo. Me hubiera gustado ver a la maestra y a su hija en las butacas, pero hubiera sido empalagoso. Si no te arranca aunque sea una lágrima, visita un psicólogo. (Ab.)

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