The Dirty Dozen - Robert Aldrich (1967)

Doce del patíbulo es una de esos filmes sobre las que siempre escuché y nunca había visto porque es más viejo que yo. Se basa en la novela The Dirty Dozen de E.M. Nathanson que a su vez se inspira en un grupo real llamado "Filthy Thirteen" del ejercito gringo. Fue tan grande el éxito de esta cinta que se hicieron tres secuelas y es referencia para un montón de películas, incluida Inglourious Basterds (2019) de Tarantino. Yo me crucé con el Blue Ray en un MixUp y no dude en comprarlo. Para que te hagas una idea del tipo de película, basta dar algunos nombres del elenco. El más famoso y feo de todos es Charles Bronson por sus películas de rudo, por ejemplo El vengador anónimo (1974) que tuvo varias secuelas. Aunque también John Cassavetes tuvo éxito como director y Telly Savalas logró su momento de gloria con la serie Kojac. A quién no esperaba encontrar fue a Donald Sutherland, el padre de Kiefer, era joven cuando apareció en este filme y hacía de tonto. Un personaje muy distinto al de malo malvado maldito que hizo en The Hunger Games. Creo que él es el único de la cinta que sigue activo, recientemente apareció en Ad Astra (2019) con Brad Pitt.  
La historia cuenta que los altos mandos del ejército gringo quieren joder a un mayor con reputación de indisciplinado y para eso le encomiendan una misión suicida. Me recuerda la historia del Rey David y Betsabé. David quería que Betsabé quedará viuda y envió al esposo al frente de batalla para que lo mataran. Volviendo al filme, envían al mayor Reisman con doce hombres a atacar un castillo lleno de altos mandos del ejercito Nazi. El equipo de Reisman incluye: cinco condenados muerte, tres condenados a 30 años de trabajo y cuatro a 20. Evidentemente ninguno quiere aceptar la misión suicida. A regañadientes reciben el entrenamiento, se convierten en equipo, vencen en una competencia y, por supuesto, cumplen la misión.
Como te puedes imaginar no todos salen vivos. La idea del líder y sus doce seguidores suena a Jesucristo y sus apóstoles, pero es una pista falsa. La muerte hará de las suyas al estilo de "yo tenía diez perritos", pero no crucificarán  a nadie ni lucharán con los leones. 
Viendo esta película te das cuenta cuánto ganaron las cintas bélicas con la guerra fría. En este filme, la Segunda Guerra Mundial parece una bobada, ni siquiera se menciona el exterminio judío, nadie está atormentado, no hay dobles agentes, no hay sufrimiento, no hay ideología ni valores que defender. Se trata de una misión más en la que arriesgas la vida que ya tienes perdida. Esa simplicidad resulta relajante.
La película dura dos horas y media que corren con buen ritmo y se pasan ligeras. Llama la atención ver el tipo de encuadres y la edición porque se sienten viejos casi tiesos. En contraste, se agradece la sensación de estar viendo personas reales. Es decir, nadie tiene habilidades fruto de su entrenamiento con los monjes shaolin y sólo uno parece salido del gimnasio. Todos son de carne y hueso, incluso pasados de tamales, en especial Mr. Savalas. Por cierto, su personaje de depredador sexual religioso es el más  interesante y desaprovechado.
Algo extraño es que el Mayor siempre es odioso con ellos, nunca pierde de vista su rango y jamás se pone al mismo nivel. Sin embargo, antes de salir a la misión, les contrata prostitutas y organiza una fiesta en un gesto de lo que él considera apropiado para el tipo de personas que conforma su equipo. ¡CONAPRED!
El nombre en ingles "la docena sucia" o "los doce sucios" hace referencia a que protestan como grupo por tener que rasurarse con agua fría y los dejan sin bañar como castigo. Es una estupidez divertida, porque los hicieron armar su cabaña sin ventanas y trabajar de sol a sol, pero se quejan por no tener agua caliente. 
La película no es una maravilla ni una obra de arte, el sentido del humor es simplón y por momentos se notan las torpezas propias de una filmación que no repite escenas. Doce del patíbulo es entretenida y sus defectos resultan entrañables. Además es un muy interesante paseo por el viejo Hollywood. Está hecha con otra mentalidad, imagina que muestra cómo los soldados se sacan los pantalones del uniforme alemán, como si de roña se tratara. No había tanta sangre. Había cierto pudor en mostrar las muertes, había ingenuidad y buen gusto. Vale la pena. (Ab.)
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