Nocturama - Bertrand Bonello (2016)
Este filme está disponible en Netflix y es una muestra de ideas interesantes y estilo. Sin embargo, el resultado no convence del todo. Primero los aciertos: la fotografía es nítida, la cantidad de luz parece irreal y los espacios lucen incluso mejor que a simple vista. Se nota el esfuerzo por lograr esa apariencia de producto de última generación. Si a eso le sumas el silencio absoluto, el placer visual se convierte en una incomodidad extraña. La cámara vuela sobre París y todo parece una maqueta perfectamente limpia y detallada. Quitar el ruido de la ciudad es tan antinatural que sorprende y molesta.
La música se utiliza con mucha precisión y es parte importante de la historia, es un refuerzo auditivo del momento, cómo si revelará los pensamientos de los personajes y al mismo tiempo nos advirtiera lo que está por venir.
El arranque sin explicaciones resulta intrigante. La cámara sigue a los jóvenes moviéndose en metro por la ciudad ejecutando un plan del que no sabes nada. La aparición de flashbacks dosifica la información y permite que soportes la primera media hora sin que pase nada.
Es fácil deducir que están preparando una serie de ataques pero no hay un objetivo claro o una ideología que los justifique. Da la impresión de que se trata de una trampa, los chavos ni siquiera saben por qué están haciendo lo que hacen.
Alguien está utilizando a estos jóvenes y no sabemos quién ni para qué. No parece que a ellos les importe. Dan por un hecho normal el tener en sus manos una buena cantidad de un explosivo extranjero fabricado en los setentas. La claridad de las acciones del plan, contrasta con la ausencia de significado.
Todo está planeado con detalle excepto lo que ganarán los personajes al realizar sus tareas. El desarrollo me hizo dudar de que la plastilina naranja fuera un explosivo y de que pudieran destruir algo con eso. Los jóvenes están atrapados en un plan que no parece de su autoría. Quizá esa es la reflexión que hay en el filme. La vida es así, hay un plan diseñado por otros que debes cumplir y no sabes qué ganarás al realizarlo. En teoría obtendrás satisfacción y felicidad, pero sólo en teoría.
Ahora lo malo, la película se alarga demasiado, aburre. Resulta evidente que los muchachos tienen opciones y no se deciden a huir. Son niños jugando a ser ricos, jugando a comprar basura de buena de marca. Además, la película insiste en mostrarnos algunas escenas desde distintos puntos de vista, pero sólo en una ocasión las tomas extra aportan algo nuevo a la trama, son ángulos innecesarios que retrasan la acción. Es como ver repeticiones de una jugada del partido de futbol, pero en ninguna toma es claro si hubo una patada.
Es una buena película que se presta a varias interpretaciones: vacío existencial, materialismo nihilista, violencia satisfactoria, gente tonta, conspiraciones, ausencia de esperanza, ingenuidad, pragmatismo, todas las anteriores.
Al final lo que falla es que los personajes que decidieron arriesgar su vida se sorprenden de recibir una reacción por parte del gobierno. Es como meterse a la tina, borracho y empastillado, cortarse la venas en el agua caliente y pensar que tras un par de horas saldremos de allí sintiéndonos más sanos, más fuertes y más bellos. Este filme es la crónica de una muerte anunciada, un suicidio extravagante, una ironía sobre el desprecio a la vida. Es más interesante pensar sobre ella que verla, pero vale la pena. (Ab.)
Si te gustó esta reseña, compártela con quienes no tengan miedo a morir.
La música se utiliza con mucha precisión y es parte importante de la historia, es un refuerzo auditivo del momento, cómo si revelará los pensamientos de los personajes y al mismo tiempo nos advirtiera lo que está por venir.
El arranque sin explicaciones resulta intrigante. La cámara sigue a los jóvenes moviéndose en metro por la ciudad ejecutando un plan del que no sabes nada. La aparición de flashbacks dosifica la información y permite que soportes la primera media hora sin que pase nada.
Es fácil deducir que están preparando una serie de ataques pero no hay un objetivo claro o una ideología que los justifique. Da la impresión de que se trata de una trampa, los chavos ni siquiera saben por qué están haciendo lo que hacen.
Alguien está utilizando a estos jóvenes y no sabemos quién ni para qué. No parece que a ellos les importe. Dan por un hecho normal el tener en sus manos una buena cantidad de un explosivo extranjero fabricado en los setentas. La claridad de las acciones del plan, contrasta con la ausencia de significado.
Todo está planeado con detalle excepto lo que ganarán los personajes al realizar sus tareas. El desarrollo me hizo dudar de que la plastilina naranja fuera un explosivo y de que pudieran destruir algo con eso. Los jóvenes están atrapados en un plan que no parece de su autoría. Quizá esa es la reflexión que hay en el filme. La vida es así, hay un plan diseñado por otros que debes cumplir y no sabes qué ganarás al realizarlo. En teoría obtendrás satisfacción y felicidad, pero sólo en teoría.
Ahora lo malo, la película se alarga demasiado, aburre. Resulta evidente que los muchachos tienen opciones y no se deciden a huir. Son niños jugando a ser ricos, jugando a comprar basura de buena de marca. Además, la película insiste en mostrarnos algunas escenas desde distintos puntos de vista, pero sólo en una ocasión las tomas extra aportan algo nuevo a la trama, son ángulos innecesarios que retrasan la acción. Es como ver repeticiones de una jugada del partido de futbol, pero en ninguna toma es claro si hubo una patada.
Al final lo que falla es que los personajes que decidieron arriesgar su vida se sorprenden de recibir una reacción por parte del gobierno. Es como meterse a la tina, borracho y empastillado, cortarse la venas en el agua caliente y pensar que tras un par de horas saldremos de allí sintiéndonos más sanos, más fuertes y más bellos. Este filme es la crónica de una muerte anunciada, un suicidio extravagante, una ironía sobre el desprecio a la vida. Es más interesante pensar sobre ella que verla, pero vale la pena. (Ab.)
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