The Hunt - Craig Zobel (2020)

La cacería está en cartelera y vale la pena. Siguiendo la idea de que los ricos se divierten cazando pobres cuando menos una vez al año, se construye una película de acción que no da tiempo para la distracción. No contaré mucho porque el filme te mantiene desorientado sobre lo que está pasando y no quiero arruinar las sorpresas. El elenco incluye a Emma Roberts, Ethan Suplee y Hilary Swank. El personaje protagonista es Crystal, interpretada por Betty Gilpin. Yo no la conocía, pero hace muy buen trabajo. Es alta, delgada, fuerte y corriosa. Su rostro duro, me recuerda a Lisa Emery que interpreta a Darlene Snell en la serie Ozark. Quizá el único detalle fuera de lugar es la extrema rigidez de sus implantes de seno. Betty tiene toda la actitud y luce en grande en la pelea final. Esa lucha que parece un homenaje a la escena de Beatrix Kiddo y Vernita Green en Kill Bill. La crítica social y el buen humor están presentes en toda la cinta, pero la acción jamás pierde ritmo. 

Hay en la trama un elemento de venganza que se relaciona con la libertad de expresión en redes sociales. Creo que los jefes invisibles utilizan a su favor cualquier incorrección política para deshacerse de las personas que les resultan incómodas. Por ejemplo: Kevin Spacey. El tipo fue linchado públicamente, pero no sabemos quién se benefició de la campaña en su contra. Supongo que algún contrato fue cancelado gracias a las acusaciones. La cacería es un símil de esos mecanismos de la élite intocable que destruye las carreras de quienes se oponen a sus intereses.

Las redes sociales desconocen la libertad de expresión y censuran libremente. El gobierno no se mete con esas corporaciones. El dueño de la plataforma ejerce su ley y tu opinión se muere. Tu libertad de pensar y decir se reduce a la sobremesa con tus amigos, aunque siempre puedes salir a gritar como mesías del fin del mundo. 

Betty nos cuenta su versión retorcida de la fábula de la liebre y la tortuga. Y la verdad me llevó un rato decidir si Crystal era el animal peludo o el caparazón. Un detalle fantástico que me parece muy bien incluido en la trama es el asunto de la gente de servicio que te recomienda ciertos productos que jamás ha probado, casi igual que esos que detectan moras silvestres en los vinos cuando nunca han comido una. Supongo que todas las sobrecargos se vuelven locas de estar viendo a la gente que va de viaje. Conozco un par y creo que se hipnotizan con la idea de que la vida es puras sonrisas. 

Ese virus de la infelicidad ha mutado, salió del avión y ahora se reproduce en las redes sociales. La gente cree que la vida está hecha de hoteles lujosos, reuniones entre amigos, buena comidas sin platos por lavar, mascotas que nunca cagan, bebidas que no dan cruda y tardes soleadas en la playa. Quizá por eso llegará el momento en que también resulte sexy, subir fotos de tu última cacería de humanos. 

Aunque me divertí mucho y recomiendo la cinta. Me gustaría ver que Hollywood, así como filma estas ideas, hiciera una en que los pobres se organizaran para hacer cacerías de ricos. Me imagino a un grupo de 30 o 50 personas que deciden trabajar como meseros en una noche de gala, los premios Oscar quizá, y llegado el momento del postre cerrar el sitio y sonar el cuerno que inaugure la caza.  (Ab.)

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