Primer - Shane Carruth (2004)

No recuerdo en qué listado de películas perturbadoras descubrí la existencia de Primer y pasé más de un año sin verla. Las cosas siempre llegan cuando deben, nunca antes. La cosa es que después de tanto tiempo apenas había visto un par de escenas poco interesantes de un garage que no revelaban gran cosa. Tenía la idea de que incluía viajes en el tiempo y nada más. No sé qué es mejor, si saber más o saber menos. En el caso de Primer, o sabes todo o no sabes nada. Saber algo no es suficiente. La película inicia con el mito del garage. Es decir, esa idea de que los grandes negocios de hoy fueron imaginados por estudiantes que usaban como oficina o taller el garage de sus padres. Así que la cinta muestra 4 hombres jóvenes que trabajan en varios proyectos a la vez en el garage de uno de ellos. El dueño de la casa Aaron está casado y tiene una hija. El resto sólo van de visita. Los protagonistas son Abe y Aaron. Digamos que son el equipo dentro del equipo. Ellos tienen proyectos aparte. Uno de esos proyectos privados es disminuir el peso de los objetos, la idea es aligerar las cosas. Las conversaciones son un muy técnicas así que yo no entendí nada del invento, pero no es tan relevante para la trama. Al trabajar en su idea, sin desearlo, Abe descubre un modo de viajar en el tiempo. Y allí la cosa se pone interesante.

La edición confía en que estás poniendo mucha atención a cada detalle o que ya viste un video explicativo o que verás la cinta más de una vez para descubrir qué está pasando. Querer comprender cada detalle me parece ocioso. El viaje en el tiempo, al igual que en otras cintas, tiene el problema de abrir dos realidades para una persona dentro del mismo mundo. En Primer ese asunto se complica, porque al viajar al pasado puedes dejar cabos sueltos y esos cambios resultan en la multiplicación de los hombres. Para mí, si bien ese detalle es el que causa interés y se convierte en el motor de la trama, es también la falla porque no explican cómo es que se elimina el fenómeno de la reproducción de los viajeros cuando todo sale a la perfección.

De cualquier modo, la película no se agota en los viajes temporales, digamos que resulta muy interesante pero es sólo el pretexto para examinar la ambición, el amor, el poder, la locura y la traición. Cierto, mucho tiempo vemos a los mismos personajes ir y venir, mientras que en apariencia no avanza la trama. En el fondo todo el tiempo hay pistas de lo que está pasando y aunque es difícil verlas todas a la primera tampoco es indispensable. Insisto, el asunto es más humano que técnico, así que si entiendes como funciona el viaje en el tiempo ya estás adentro.

Al final, después de ver el contraste entre Abraham y Aaron, después de entender que ambos se ocultaron cosas y que siguen caminos diferentes, lo que queda es entender los celos y sus motivaciones. Así se puede llegar a lo que queda entre líneas. Para mí, es un asunto de respeto a las leyes naturales y de las consecuencias de jugar a Dios. En el fondo hay una crítica a los hombres con poder. El poder corrompe. Pero los humanos somos libres de elegir la medida de nuestra corrupción. 

Las paradojas que impone el filme son interesantes. Por ejemplo, es extraño que Aaaron no pueda matar a sus réplicas y que prefiera abandonar su vida. En realidad no puede abandonarla, ya que sus réplicas se quedan y no sabemos si tienen una consciencia común. De no ser así, el filme choca con una imposibilidad material, creo. 

Los humanos de hoy somos irresponsables, vamos hacía adelante sin mirar el desmadre que queda detrás. ¿Qué nos mueve? Aaron y Abe son caras de la misma moneda. Uno quiere reparar el desastre y el otro no está satisfecho. La amenaza entre ambos queda latente, son Caín y Abel, uno irá más lejos que el otro en su búsqueda de los bienes materiales mientras el vacío crece. 

Abe quiere detener el motor que puso en marcha pero el viaje en el tiempo no puede utilizarse para ello. Ninguno obtendrá lo que quiere. Ninguno quedará satisfecho. Puedes ver esta cinta sólo por el mito que la rodea o puedes rodear el mito y entrar a la carne. La forma parece tener más fuerza que el mensaje en esta ocasión. (Ab.)

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