Les quatre cents coups - François Truffaut (1959)

Los 400 golpes es un filme que ha sido elogiado por grandes directores. Yo no le encontré lo maravilloso. Es probable que no lo entienda por la simple razón de que han pasado casi 60 años desde su estreno o quizá porque esperaba otra cosa. La película trata sobre un adolescente de nombre  Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud tenía 14 años cuando lo interpretó), que no está hecho para la escuela y que es reflejo de todo lo que está mal en su hogar. Poco a poco el filme nos permitirá descubrir su historia mientras lo vemos faltar a la escuela, ir al cine, robar y vagar. Hay una crítica al sistema escolar y a la sociedad en general. Hay una secuencia muy divertida en la que el profesor de educación física sale a correr por las calles de París con los alumnos y podemos observar como van desertando. Las escuelas están hechas para cierto tipo de personas y para reforzar un comportamiento. No todos somos iguales, no todos servimos para lo mismo, no todos podemos pasar horas en un salón de clases. Esa rutina se vuelve imposible cuando sabes que en tu casa todo está mal, cuando no le interesas a nadie, cuando el profesor carece de vocación y talento y cuando eres un poco más listo que el promedio. Supongo que de algún modo hay una visión romántica del joven incomprendido y que por esa razón la película gustó.
Sin embargo, es igual en todos los niveles. La vida adulta es igual. Se espera que un humano tenga un trabajo, compre una casa y un automóvil, forme una familia y gane dinero, se espera que sea productivo dentro del sistema capitalista y si no lo hace será desechado. 
Mostrarnos a un adolescente que se ve acorralado por la sociedad es hipócrita, es dejar abierta la posibilidad de  una salida. El final da la idea de que ha crecido y ha decidido vivir fuera de la familia. Lo cierto es que no hay salida. Los humanos tenemos que adaptarnos a las circunstancias siempre. Jamás es el mundo el que se adapta a nosotros. Claro que es posible intentar cambiarlo pero la libertad es algo muy relativo.
Saber que la película es un tanto autobiográfica, lo hace peor. Si Truffaut pasó por algo semejante y se convirtió en director de cine, el mensaje es totalmente incongruente. Truffaut se adaptó al sistema, encontró su lugar en la lata de sardinas,  se convirtió en un engrane más. Quizás en un engrane privilegiado, pero es una pieza más que mantiene al sistema funcionando.
Además da la sensación de que si Antoine tuviera una familia feliz podría adaptarse a la escuela. Quizá el verdadero mensaje del filme es no tener hijos sólo por pose. 
Por cierto, París luce tal y como yo lo recuerdo: frío, sucio, gris y lluvioso. El filme es interesante, entretiene y tiene cosas buenas pero me pareció deprimente. Quizá a ustedes les guste, a mi me decepcionó. (Ab.)

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