The Exorcist - William Friedkin (1973)

Debido al estreno de una nueva cinta (dicen que es pésima y ya hay memes sobre una línea idiota que culpa al patriarcado, sólo por eso merece el olvido) que se cuelga de la fama de EL EXORCISTA lo lógico es siempre volver al original. Ya cumplió 50 años y sigue vigente. Esta en Amazon y en HBO Max. Todas las cintas de terror copian a este clásico que espantó al mundo entero. Hoy el vomito verde, la levitación, la cama inquieta y el giro de cabeza no impresionan a los jóvenes pero en los setenta fue un trancazo que provocaba pesadillas. El prólogo del descubrimiento arqueológico en Irak es una joya, quizá lo más interesante para la nueva audiencia. Muestra que la lucha del bien el mal pasa por todo el mundo y ha durado siglos. Hoy, la madre actriz y el judío que acusa al mayordomo de nazi son ridículos y odiosos, pero supongo que en los setenta fueron verosímiles. Además eran relleno, igual que el policía y la madre del padre Karras. 

La sustancia estaba a cargo del padre Merrin, Megan y Damien Karras. Aunque los efectos especiales se robaban la escena, la intervención escultórica en la virgen en la Iglesia resultaba muy chocante. Tan impresionante como Regan usando un crucifijo para apuñalar su vagina. 

Para mí, el detalle que más impresiona y le brinda más fuerza a las escenas es el frío en la habitación de Regan. Ese detalle lo recupera El sexto sentido (1999) cuando los fantasmas se molestan. Y también recuperó la idea de que un espíritu puede causar heridas reales.

No creo en la posibilidad de los cortes en la piel, pero creo en la disminución de temperatura como un asunto misterioso porque algunas construcciones del Centro Histórico de la CDMX emiten, como si fuera su aliento, un frío peculiar que pone la piel de gallina. 

La cinta sabe llevar el asunto con lógica, lo primero es un médico, después un psiquiatra, incluso un hipnotista y sólo como último recurso un exorcismo. Sin embargo, la cinta está repleta de cruces basta mirar la puerta y las ventanas de la habitación de Regan. 

Mención especial merece la actuación de Linda Blair. Quizá era demasiado joven y tenía una espesa capa de maquillaje pero resulta más aterradora que los monstruos de hoy. La cinta es un clásico indispensable y aunque se le notan los años, la vejez le brinda una magia distintiva que nadie ha sabido reproducir. Incluso el póster tenía fuerza. (Ab.)

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