When in Rome - Mark Steven Johnson (2010)


Esta comedia romántica que debería ser un clásico se conforma con ser una cinta mediocre debido a dos factores: 1) el tono de caricatura, cada uno de los enamorados parece retrasado mental intentando provocar risas; y 2) los errores en el castingla cinta es evidencia del Hollywood blanco y Josh Duhamel arruina todo lo que toca, por ejemplo Bodas de Plomo (2022). Odio la inclusión forzada. A nadie le parece natural que la sirenita pase de ser pelirroja a negra, pero es inverosímil que todos sean caucásicos en los empleos de los protagonistas, en Manhattan y en Roma. Quizá pensaron que incluir a Danny DeVito era inclusivo por su estatura o por su edad. No lo sé. Parece exclusión forzada. En una comedia romántica debe haber complicaciones, al menos uno de los protagonistas debe tener un defecto evidente. 

Beth (Kristen Bell) es linda, guapa, talentosa, se viste bien y tiene un trabajo estupendo. No fue prostituta, ni fea ni gorda ni loca ni pobre ni ebria ni muda ni sorda ni ciega ni sufre amnesia ni tiene un pasado horrible ni una familia que la avergüence. Nick tampoco es pobre, ni ridículo, no disfruta del reggaetón, la banda o el metal, no está desempleado ni es chaparro, calvo, tuerto, bizco o chimuelo. Convenientemente ninguno tiene pareja. Los guionistas decidieron que ella tuviera mala suerte en el amor. ¿Nadie les comentó que ese no es un defecto? Incluso si fuera tímida sería aceptable, pero la protagonista es perfecta.  ¿Qué sucedió? Olvidaron la formula.

No hay impedimento para que los rubios se enamoren. Por Dios, ni siquiera pertenecen a culturas, religiones o ciudades diferentes. Tampoco hay una apuesta de por medio, no tienen hijos, no tienen alguna enfermedad terminal y no están mintiendo. Él no tiene oportunidad de rescatarla de nada, no hay drama ni urgencia. 

Para colmo, su amor no es producto de un hechizo. La maldición no es tal, nunca estorba, al contrario parece resultar muy favorecedora para los que la sufren. Ninguno de los hechizados es casado ni pobre, todos pueden ir a pasar una semana a New York sin riesgo de perder sus empleos o su familia. Solamente faltó que todos fueran millonarios.

Además, según los escritores, en las fuentes romanas no caen monedas de árabes, chinos, latinoamericanos o mujeres.  Deberían suicidarse o cuando menos viajar a Roma y observar a los turistas una hora. Locaciones desaprovechadas, actores desaprovechados, comedia que no hace reír.

Es una lástima que el guión no fuera sujeto a revisión. Lo mejor de la cinta son las líneas del padre de la novia interpretado por Don Johnson que aparece sólo un par de minutos. No puedes aprender de mis errores, tienes que cometer los tuyos. Si vas a ser un oso, debes ser un Grizzly. Si quieres perder el tiempo, búscala en Disney Plus. (Ab.)

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